Rusia y las sombras de la victoria

exhibe como un trofeo el armamento de guerra que requisó durante sus tres años de intervención en territorio sirio, en su confrontación con las fuerzas terroristas del Estado Islámico.

En un tren con 20 vagones que recorre 60 ciudades rusas, se presentan ante la ciudadanía en general los tanques blindados, el armamento terrorista e incluso minilaboratorio de armas químicas.

"El pueblo ruso debería ver ese tren para así evitar los horrores que lamentablemente son una realidad en otras partes del mundo. Los rusos deben entender el rol de su país en la lucha contra el terrorismo en todo el mundo", manifestó a Deutsche Welle el general ruso Kirrill kilakov.

Sin embargo, no todo fue una victoria. De acuerdo al ministro de Defensa ruso, en total 116 soldados del ejército ruso perecieron en los combates contra el Estado Islámico. Según activistas de derechos humanos, la cifra es aún mayor puesto que el Kremlin no toma en cuenta a los ejércitos privados que lucharon a su favor.

Las familias de algunos mercenarios caídos en combate piden reparaciones por la pérdida de sus seres queridos. A pesar de que estos soldados privados luchan junto a las tropas regulares rusas, el Estado no tienen ninguna vinculación con ellos. Incluso, dentro de territorio ruso, los ejércitos privados están prohibidos.

"La guerra en siria tiene dos caras, en una de ellas Rusia está oficialmente en guerra contra el terrorismo. El lado oscuro es el que no quiere que veamops. Rusia debería exponerlo y revelar sus estructuras ocultas en Siria", expresa Serguei Krivenko, activista de derechos humanos.

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