Un “pasaporte de vacunación” es un documento digital o en papel que demuestra que una persona está vacunada contra el COVID-19 y podría ayudarle a entrar a un creciente número de sitios.
Su apariencia y la necesidad de tener uno dependen del lugar dónde viva, pero cada vez son más los establecimientos privados, centros de trabajo y gobiernos que exigen pruebas de vacunación en espacios públicos.
Europa y estados de Estados Unidos como California y Nueva York crearon credenciales oficiales digitales que permiten verificar el registro de vacunación contra el COVID-19 y convertirlo en un código QR escaneable que se puede llevar en el celular.
La mayoría de los lugares con este requisito también aceptan opciones más simples, como la tarjeta de papel de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos donde figuran las fechas en las que recibió las inyecciones. En el país, suele bastar con mostrar una foto de esa tarjeta en el teléfono.
Dinamarca, Grecia, Francia, Italia, algunas provincias canadienses y las ciudades estadounidenses de Nueva Orleans, Nueva York y San Francisco están entre los lugares que piden estas pruebas para acceder al interior de restaurantes y teatros, por ejemplo. La aplicación varía y muchos sitios aceptan también un test negativo al coronavirus reciente, una prueba de vacunación parcial o de haber superado el COVID-19.
Incluso sin un mandato oficial, cada vez más negocios en países donde se puede acceder con facilidad a las vacunas están empezando a exigir estas pruebas a sus clientes, siempre y cuando el gobierno no se lo haya impedido.
En un primer momento, las autoridades de todo el mundo eran reacias a imponer la vacunación, pero algunas esperan ahora que hacerlo convenza a más gente para inmunizarse. Los negocios que la exigen dicen que tratan de hacer que sus clientes y empelados se sientan seguros.
En Francia y en otros lugares, los críticos califican este mandato de invasivo y restrictivo con la libertad de movimiento. Los defensores de la privacidad han planteado su preocupación por inculcar a la gente el hábito de escanear su celular allá donde vayan, y generalmente están a favor de opciones que no puedan ser rastreadas, como un documento en papel o una copia digital en el teléfono que pueda enseñarse en la puerta del establecimiento.