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El Papa Francisco reiteró este domingo su llamado para que se depongan las armas del odio y la venganza en Sudán del Sur, un país que busca implementar los acuerdos de paz tras una guerra civil.
“En el nombre de Jesús, de sus Bienaventuranzas, depongamos las armas del odio y de la venganza para empuñar la oración y la caridad; superemos las antipatías y aversiones que, con el tiempo, se han vuelto crónicas y amenazan con contraponer las tribus y las etnias; aprendamos a poner sobre las heridas la sal del perdón, que quema, pero sana”, dijo en una misa ante cerca 70,000 personas en el mausoleo John Garang de Yuba.
“Y, aunque el corazón sangre por los golpes recibidos, renunciemos de una vez por todas a responder al mal con el mal y nos sentiremos bien interiormente”, agregó.
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El Papa Francisco fue recibido con alegría por los católicos del país, que representan cerca del 36% de la población y que viven una dura crisis humanitaria por la guerra y las catástrofes naturales, por lo que cerca del 75% de ellos tienen que vivir de la ayuda internacional.
“Nosotros cristianos, aun siendo frágiles y pequeños, aun cuando nuestras fuerzas nos parezcan pocas frente a la magnitud de los problemas y a la furia ciega de la violencia, podemos dar un aporte decisivo para cambiar la historia”, agrega.
Cabe recordar, que el Papa llegó a Sudán del Sur el viernes pasado y estuvo acompañado por el líder de la Iglesia anglicana, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y el moderador de la Iglesia de Escocia, Iain Greenshields.
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Su llegada respondió al objetivo de implementar el acuerdo de paz que se firmó entre las diferentes facciones en el 2018 y que se comprometieron a cumplir durante el retiro en el Vaticano.
En ese sentido, el Papa logró que el presidente Salva Kiir Mayardit se comprometiera a levantar el bloqueo que mantenía para sentarse a negociar el acuerdo de paz con los grupos de la resistencia.