Los territorios de las comunidades indígenas asentadas en la Amazonía y las áreas protegidas de esa extensa selva suramericana son claves en la protección de la biomasa como factor de lucha contra el cambio climático.
Así lo revela un estudio científico difundido en Quito por la Fundación ecuatoriana EcoCiencia, que participó en la investigación, y que ha sido publicado en la revista oficial de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (PNAS, por sus siglas en inglés).
Investigadores de varios países analizaron el impacto de la conversión de los bosques, así como su degradación y perturbación, y en su trabajo revelan el estado de pérdidas y ganancias de carbono forestal.
"Siempre se ha dicho que la Amazonía es un pulmón del planeta, y debe seguir siendo así", pero también "ya se ha convertido en un emisor de gases de efecto invernadero", sobre todo por los procesos de deforestación y degradación forestal a los que ha sido sometida, dijo Carmen Josse, directora científica de EcoCiencia.
La pérdida neta contabilizada entre el 2003 y 2016 es de 1,290 millones de toneladas de carbono, añadió la investigadora al precisar que la Amazonía se ha convertido en un emisor de dióxido de carbono.
Según el estudio, si se consideran las pérdidas y ganancias del proceso del carbono, la foresta amazónica tiene registros diferentes de acuerdo a los sectores que se identifiquen.
En los territorios indígenas, el resultado de pérdidas y ganancias es casi nulo, es decir se mantiene estable en la emisión de gases y su absorción; y es un poco mayor en las zonas protegidas por los Estados.
Sin embargo, es muy significativa en las áreas que no tienen ningún tipo de protección y que representan casi la mitad de la superficie de la selva amazónica, agregó la científica ecuatoriana.
Esto quiere decir, recalcó, que la relación que tienen los indígenas amazónicos con sus territorios es más beneficiosa para la protección de la propia selva, algo que -según ella- "no ha sido suficientemente reconocido".
La comunidad internacional -sostuvo en ese sentido- debe presionar a los gobiernos amazónicos para que se proteja de mejor manera la selva y a sus custodios más importantes: los indígenas.
La Amazonía es un regulador de los temas de cambio climático y, por lo tanto, debe haber una mayor preocupación por el cuidado de sus bosques, en la medida que hay deforestación y degradación de su biomasa.
Josse puntualizó que, según el estudio, el 53% de la pérdida bruta de biomasa en la Amazonía entre el 2003 y 2016 se debió a la deforestación y que, el resto, a procesos de degradación como la tala discriminada de árboles o la pérdida de volumen forestal en los bordes de los bosques talados.
Para Wayne Walker, del Centro de Investigación Woods Hole (WHRC) de Massachusetts, los Estados de la cuenca amazónica (Brasil, Perú, Colombia, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Guyana y Surinam) deberían brindar un mayor apoyo a los pueblos indígenas de la región para que protejan la selva.
"Nuestro trabajo muestra que los bosques bajo la administración de los pueblos indígenas y las comunidades locales continúan teniendo mejores resultados de mitigación de emisiones de carbono que las tierras que carecen de protección, lo que significa que su papel es crítico", añadió en el informe difundido.
La investigación, insiste por su parte Steve Schwartzman, del Fondo de Defensa Ambiental y otro de los autores del estudio, muestra que "los territorios indígenas protegidos han reducido la deforestación y la degradación de los bosques en la selva amazónica en las últimas dos décadas, y continúan siendo un amortiguador efectivo contra el reciente aumento de la deforestación".
"Para salvar la Amazonía los territorios indígenas deben permanecer protegidos", subrayó.
Sin embargo, Tuntiak Katan, de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica), advirtió que existen problemas en la relación de los Gobiernos con los pueblos indígenas de la región.
"Los Gobiernos están debilitando las protecciones ambientales, violando derechos indígenas existentes y alentando la impunidad de los infractores. La situación está poniendo en riesgo la existencia de nuestros pueblos y nuestros territorios, que contienen los bosques más densos en carbono del mundo", afirmó.
En el estudio participaron científicos, expertos en políticas y líderes indígenas reunidos en un consorcio conformado por el Centro de Investigación Woods Hole (WHRC), la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG), la Coica y el Fondo de Defensa Ambiental.
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