Una sentencia condenatoria de la Corte Suprema de Reino Unido contra el primer ministro británico, Boris Johnson, ha reavivado esta semana el debate en el seno de la Unión Europea sobre otra prórroga para el Brexit, con el bloque estableciendo el plazo máximo a mediados de 2020.
El Parlamento británico retomó el miércoles la actividad después de que la Corte Suprema dictaminara que la cámara había sido suspendida ilegalmente por Johnson, quien insiste en que sacará a Reino Unido de la UE el 31 de octubre, con o sin acuerdo.
Pero los legisladores británicos rechazan un Brexit sin acuerdo que resultaría muy dañino y, de vuelta a sus escaños, tendrán ahora más oportunidades para desbaratar los planes de Johnson.
Con el acuerdo de divorcio estancado, la UE espera otro retraso en la fecha de salida de Reino Unido después de que ya se haya pospuesto dos veces el plazo original de marzo.
“Estamos a favor de una prórroga si también vemos cuál es el camino a seguir, si habrá elecciones generales, un segundo referéndum, si habrá un acuerdo de retirada”, dijo Guy Verhofstadt, un europarlamentario que se ocupa del Brexit.
"Creo que hay unanimidad... para decir: 'De acuerdo, sigamos adelante con una prórroga si hay un camino claro hacia una solución y a un desbloqueo de la situación que tenemos hoy'", dijo el miércoles por la tarde en el Parlamento Europeo.
Con unas elecciones nacionales previstas en Reino Unido antes de fin de año, el bloque considera actualmente que esa es la justificación más probable para conceder otra prórroga, una decisión que requeriría la unanimidad de los 27 Estados que se mantienen en la UE.
El problema, sin embargo, es que Reino Unido tendría que solicitar dicha prórroga, algo que Johnson ha prometido no hacer nunca y los observadores del Brexit en la UE especulan con la posibilidad de que se aparte a un lado para dejar que sea otro el que tome la decisión.
Según la ley, la UE también podría exigir formalmente un aplazamiento que Reino Unido tendría que aceptar para que surtiera efecto.
Sin embargo, diplomáticos y altos funcionarios que trabajan con el Brexit en Bruselas descartaron esa posibilidad, argumentando que esto podría avivar la retórica de Johnson sobre las élites distantes que tratan de frustrar la voluntad del pueblo.