Beirut, Líbano, (AFP).- Las fuerzas del gobierno sirio perdieron el control de la provincia de Daraa, en el sur, en un nuevo golpe para el régimen de Bashar al Asad que se enfrenta en paralelo a una fulgurante ofensiva rebelde desde el norte, cada vez más cerca de Damasco, la capital.
Según dijo a AFP Rami Abdel Rahman, director de la oenegé Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), varios grupos rebeldes locales controlan ya toda la provincia de Daraa.
Por su parte, el comandante Hasan Abdel Ghani, de la alianza rebelde liderada por el grupo islamista Hayah Tahrir al Sham (HTS) que la semana pasada lanzó la ofensiva en el noroeste, dijo que sus fuerzas están “a menos de 20 km de la puerta sur de la capital Damasco”.
En más de 13 años de guerra civil que ha matado a más de 500,000 personas, nunca las fuerzas de Bashar al Asad, apoyadas por Rusia e Irán, habían perdido tantas ciudades en tan poco tiempo.
La ciudad de Daraa, situada en el suroeste, a pocos kilómetros de Jordania, era conocida como “la cuna de la revolución” cuando empezó la guerra en Siria, en 2011.
“Ahora [los rebeldes] controlan más del 90% de la provincia de Daraa”, incluida su capital homónima, ante “la retirada sucesiva de las fuerzas del régimen”, dijo el OSDH, una oenegé británica con una vasta red de fuentes de información en Siria.
En un comunicado, el ejército sirio afirmó poco después que sus tropas desplegadas en Daraa y Sweida, otra provincia del sur, se están “redistribuyendo” para “estabilizar un perímetro de seguridad”.
“Derrocar al régimen”
Desde la ofensiva lanzada el 27 de septiembre por una alianza islamista encabezada por el grupo HTS, el gobierno ha perdido la segunda ciudad siria, Alepo, y también Hama, en el centro del país.
Los rebeldes se encuentran a las puertas de Homs, la tercera ciudad más poblada a 150 kilómetros de Damasco, donde el OSDH y residentes reportaron la huida de decenas de miembros de la minoría alauita a la que pertenece el clan Al Asad.
“El miedo cubre la ciudad”, afirmó por teléfono a la AFP Haidar, un habitante de un barrio alauita de Homs, añadiendo que quería huir a Tartús, en la costa mediterránea todavía bajo control del régimen.
Sin embargo un comandante rebelde, Hassan Abdel Ghani, ante el temor de represalias, trató de tranquilizar a las minorías religiosas en las zonas conquistadas.
“Pedimos que se tranquilicen todas las sectas (...) porque la era del sectarismo y la tiranía se ha ido para siempre”, aseguró en Telegram.
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El ejército sirio anunció una operación en el norte de la provincia de Homs con ayuda de “la aviación y la artillería sirio-rusa”. Según el OSDH, estos bombardeos contra posiciones cerca de Homs mataron a 20 personas.
En una entrevista a la CNN divulgada el viernes, el líder de HTS, considerada organización terrorista por Estados Unidos y algunos países europeos, dijo que “la finalidad de la revolución sigue siendo derrocar a este régimen”.
“Tenemos derecho a usar todos los medios disponibles para alcanzar esta meta”, afirmó.
Los enfrentamientos son los primeros de tal magnitud desde 2020 en este país dividido en varias zonas de influencia, donde los beligerantes cuentan con el apoyo de diversas potencias extranjeras.
El recrudecimiento de las hostilidades desde la ofensiva lanzada en noviembre ha dejado más de 800 muertos, más de un centenar civiles de ello. También, según la ONU, ha causado al menos 370,000 desplazados.
“Amenaza” regional
Las fuerzas del régimen y sus milicias proiraníes aliadas abandonaron también la ciudad de Deir Ezzor, en el este de Siria, y se dirigen a la ciudad de Palmira, en la carretera por el desierto que dirige hacia Homs.
El vacío ha sido aprovechado por las fuerzas kurdas, respaldadas por Estados Unidos, que expresaron su disposición a entablar un diálogo ante la “nueva” realidad política generada por la ofensiva rebelde.
Esta comenzó el mismo día en que entró en vigor el alto el fuego en Líbano entre Israel y el movimiento islamista Hezbolá, un importante apoyo de Damasco junto a Rusia e Irán.
Según el primer ministro de Catar, Mohamed bin Abdulrahman Al Thani, el presidente sirio “no ha aprovechado la oportunidad para dialogar y restablecer [la confianza] con su pueblo”
El canciller iraní, Abás Araqchi, alertó que la ofensiva rebelde constituye “una amenaza” para “el conjunto de la región” y prometió respaldar a Damasco “en lo que sea necesario”.
Por su parte, el Hezbolá libanés anunció el envío de 2,000 combatientes para reforzar la ciudad de Quseir, cerca de la frontera con Líbano y uno de sus bastiones en Siria. El movimiento quiere defenderla en caso de ataque de los rebeldes, dijo este sábado a AFP una fuente cercana al grupo proiraní.