El aplazamiento de los Juegos Olímpicos 2020 supone un duro revés para los sectores hotelero y turístico de Japón, que se une a la crisis provocada por la pandemia del nuevo coronavirus.
"Es un golpe enorme para nosotros, porque los ingresos de muchos de nuestros hoteles ya disminuyeron a la mitad luego del derrumbe de la demanda turística, no sólo procedente del extranjero, sino también del interior de Japón, debido al coronavirus", explica Shigemi Sudo, secretario general de la Asociación de hoteles y ryokan (albergues tradicionales) de Tokio.
"Muchas reservas de habitaciones serán anuladas, y será complicado completarlas con nuevos clientes habida cuenta de la situación", lamenta.
El aplazamiento se produce después de que los organizadores repitiesen durante semanas, a pesar de la propagación de la enfermedad en el mundo, que los Juegos podrían disputarse.
Numerosas empresas de los sectores hotelero y turístico de Japón se agarraban así a la esperanza de que el evento les ayudaría a compensar las pérdidas de este año.
La situación para muchos de ellos es ahora incierta, cuando aún se desconoce la nueva fecha para la cita olímpica, aunque se baraja el verano boreal del 2021.
Al igual que en el resto del mundo, los hoteles japoneses han sufrido la propagación del virus, con una bajada de las reservas en marzo y abril de hasta el 90% respecto al mismo periodo el año pasado, según la Agencia Japonesa de Turismo (JTA).
¿Compensaciones?
La agencia recibe las llamadas de empresas en dificultades. "La mayoría nos pide consejo sobre dificultades de tesorería y sobre la forma de mantener sus empleos", declaró un responsable de la JTA.
El hotel Keio Plaza -en el que se hospedaron los Springboks, ganadores del reciente Mundial de rugby-, en el carismático barrio tokiota de Shinjuku, indicó haber recibido solicitudes de anulación poco después del anuncio del aplazamiento.
Las dificultades del establecimiento se ven además agravadas por el hecho de que un empleado dio positivo por coronavirus, lo que obligó a desinfectar el vasto edificio de 47 plantas.
El Hotel Imperial, en el centro de la capital nipona, estaba reservado al completo por los organizadores de los Juegos durante el periodo en que estos iban a tener lugar, a partir del 24 de julio. Ahora espera las nuevas directivas. Antes incluso del anuncio del aplazamiento, el establecimiento había previsto una bajada de 37% de sus beneficios para el ejercicio cerrado en marzo en comparación con el precedente.
Los hoteles, como los de la cadena Via Inn, que cuenta con seis establecimientos en Tokio, se hallan ante un dilema sin precedentes. "En tiempos normales, haríamos pagar los gastos de anulación, pero en este caso no podemos, porque no es fallo de los clientes", explicó un portavoz del grupo. "No sé su podremos negociar una compensación con los organizadores de los Juegos Olímpicos", añade.
Mejor que una anulación
Hace apenas unos meses, la agencia de viajes JTB, una de las más importantes del país, proponía "paquetes olímpicos" incluyendo el viaje a Tokio y entradas para las pruebas. La agencia espera noticias de los organizadores para saber cómo proceder.
El comité organizador es consciente de la tarea titánica que le espera, y del gran número de empresas pendientes de sus decisiones.
"Es una carrera contrarreloj", declaro el jueves el director general de Tokio 2020, Toshiro Muto, durante la primera reunión del grupo de trabajo encargado de gestionar las consecuencias del aplazamiento.
Reservar de nuevo las habitaciones para el próximo año, una vez sea fijada la nueva fecha de los Juegos, no será tarea sencilla.
"Generalmente las reservas de salones -por ejemplo para bodas- comienzan con 12 meses de antelación", avisa el portavoz de Via Inn.
Pero al fondo del túnel se divisa un rayo de esperanza, los establecimientos esperan compensar parte de sus pérdidas cuando finalmente se disputen los Juegos.
“No se puede arremeter contra nadie, y pensamos que el aplazamiento es una decisión mejor que la anulación”, estima Sudo, de la Asociación de hoteles y ryokan de Tokio.