La preocupación aumenta entre decenas de miles de estudiantes extranjeros en Estados Unidos amenazados de deportación por el gobierno estadounidense si no regresan a clases presenciales, cuando siguen creciendo los casos y muertes por coronavirus en el país.
Solo en las universidades públicas de California, que anunciaron cursos virtuales a partir de setiembre, cuando comienza el primer semestre del año académico, hay más de 40,000 estudiantes extranjeros. En Harvard, que suspendió los cursos presenciales por todo el año, son unos 5,000.
El lunes la policía migratoria estadounidense (ICE) anunció la revocatoria de las visas de estudiantes universitarios que no tengan cursos presenciales.
Los estudiantes extranjeros se convirtieron así en víctimas colaterales de la pulseada del presidente estadounidense, Donald Trump, para forzar la reapertura de todas las escuelas y universidades del país, a pesar de que la pandemia está lejos de estar controlada y ha dejado desde marzo casi tres millones de casos y más de 131,000 muertes.
La Universidad de Harvard y el MIT pidieron el miércoles a la justicia que bloquee la decisión "arbitraria y caprichosa" del gobierno. "Llegó sin aviso, y su crueldad solo es superada por su irresponsabilidad", dijo el presidente de Harvard, Lawrence Bacow.
"Podría verme afectado si no proponen cursos en persona", se inquieta Taimoor, estudiante paquistaní de 25 años en la universidad pública Cal State de Los Ángeles.
"Estoy preocupado, podría cambiar mi futuro y mis proyectos", confesó.
Un estudiante indio innoscripto en una maestría en una gran universidad de Texas explica que pensaba seguir cursos en línea este otoño para evitar contagiarse la enfermedad COVID-19. Ya tuvo cursos virtuales en el último semestre.
Pero ahora se ve obligado a regresar físicamente a la universidad para no perder su visado.
"El costo del tratamiento en el hospital (en caso de hospitalización si se contagia el coronavirus) es mucho más alto que en mi país", señala este joven que pidió el anonimato y tiene 25 años. "Así que tengo miedo".
"Hablo con mucha gente que está realmente atemorizada", añadió. "Estamos solos en un país extranjero. No tengo a nadie que me cuide" en caso de enfermedad, afirmó.
Otra estudiante india que cursa una maestría en ingeniería electrónica en una gran universidad de Arizona, otro foco de la epidemia, también tiene temor.
Sabe que deberá regresar al campus para terminar sus trabajos de investigación y garantizar su puesto de tutora de estudiantes más jóvenes, a pesar de que "parece muy difícil controlar la propagación del virus en un campus tan poblado".
La mayoría de las universidades estadounidenses (84%, según el sitio Chronicle of Higher Education) se orientan hacia una fórmula en persona o híbrida, que combina cursos virtuales y enseñanza en el campus, lo cual permitiría a los estudiantes evitar la deportación con la cual les amenaza el gobierno Trump.
Algunas, como la Universidad del Sur de California (USC), que al inicio anunció que casi todos los cursos serían en línea, estudian ofrecer más cursos presenciales.
“Injusto”
Pero muchos temen un resurgimiento de la pandemia en el otoño boreal. Esto obligaría a los establecimientos a regresar a la enseñanza virtual, y a los estudiantes extranjeros a dejar el país.
El gobierno "no puede controlar el virus. Esto puede terminar mal", opinó la futura ingeniera india.
Dijo que hasta acabe el semestre de otoño vivirá "en un estado de inquietud permanente". "Invertí tres años de mi vida y trabajé duro para obtener este diploma. Si mi visa es revocada, sería terrible", afirmó.
El número de estudiantes extranjeros en Estados Unidos se duplicó en 15 años, y desde el 2015 está estable en cerca de un millón, según el Instituto de Educación Internacional (IEE).
El costo prohibitivo de la mayoría de las universidades estadounidenses, el aumento de universidades competidoras, sobre todo en Europa, y la política migratoria de Trump han tornado a Estados Unidos en un país menos atractivo para estudiar.
Las recientes decisiones "corren el riesgo de debilitar una de las mayores ventajas de Estados Unidos, su sistema educativo, el mejor del mundo" para los estudios superiores, advierte Aaron Reichlin-Melnick, del Consejo Estadounidense de Inmigración (AIC por sus siglas en inglés).
Hasta ahora, la futura ingeniera india que estudia en Arizona quería quedarse en Estados Unidos para hacer un doctorado, y quizás incluso más. Pero hoy duda debido “al trato a los inmigrantes y las personas con visados temporarios por parte del gobierno”.