El gasto de los hogares aumentó con fuerza en junio, un 1.1%, impulsado por la energía, la vivienda y la salud. Photographer: David Paul Morris/Bloomberg
El gasto de los hogares aumentó con fuerza en junio, un 1.1%, impulsado por la energía, la vivienda y la salud. Photographer: David Paul Morris/Bloomberg

La inflación en Estados Unidos volvió a aumentar en junio tras mantenerse estable en mayo, según el índice PCE, usado como referencia por la Fed (banco central) y publicado este viernes por el departamento de Comercio.

Los precios subieron un 1.0% desde mayo y 6.8% desde junio del 2021, impulsados por la energía y los alimentos.

Excluyendo los precios de la energía y los alimentos, que aumentaron considerablemente desde el comienzo de la guerra en Ucrania, la llamada inflación subyacente también se aceleró, 0.6% en un mes y 4.8% en un año.

El otro indicador de inflación, el índice CPI, publicado por el Departamento del Trabajo y utilizado en particular para el cálculo de las pensiones, mostró un aumento de precios del 9,1% interanual en junio.

El gasto de los hogares, por su parte, aumentó con fuerza en junio, un 1.1%, impulsado por la energía, la vivienda y la salud.

El ingreso de los hogares se mantuvo estable respecto a mayo (+0.6%), reflejando principalmente, según el Departamento de Comercio, “los incrementos de salarios”, en particular dentro de las empresas privadas, y “los ingresos de los propietarios”, al haberse disparado los alquileres desde el inicio de la crisis del COVID-19.

El costo de la mano de obra para los empleadores privados aumentó el 1.3%, en el periodo de abril a junio, según los datos del Departamento de Trabajo publicados el viernes. Un alza del 5.1% en los últimos 12 meses.

Menos ahorros

La tasa de ahorro sobre los ingresos disponibles siguió descendiendo hasta el 5.1%. Se había disparado durante la pandemia a causa del menor gasto en viajes o restaurantes, así como de las ayudas gubernamentales, alcanzando en abril de 2020 el nivel sin precedentes del 33.8%.

Estos ahorros ayudaron a sostener el consumo, pero los gastos derivados de las interrupciones relacionadas con el suministro aumentaron la inflación, lo que provocó el “sobrecalentamiento” de la economía.

La economía estadounidense, sin embargo, está comenzando a desacelerarse, un requisito previo para que los precios dejen de subir.

La banca central estadounidense (Reserva Federal, Fed) ha subido las tasas de interés con el fin de que los créditos sean más costosos, lo que produce que los consumidores gasten e inviertan menos y por tanto se reduzca la presión sobre los precios.

El producto bruto interno (PBI) de Estados Unidos volvió a contraerse en el segundo trimestre, un 0.9% en proyección anual, tras haber caído ya un 1.6% en el primer trimestre.

Ahora se debate si la definición “clásica” de recesión -dos trimestres consecutivos de caída del PIB- debe aplicarse en este caso a Estados Unidos, porque la tasa de desempleo, en particular, es muy baja, según la administración de Joe Biden y muchos economistas.

Y aun si los consumidores estadounidenses recobraron un poco de la confianza en julio, el nivel general se mantiene muy cerca del mínimo histórico alcanzado en junio, según el índice de confianza de los consumidores medido por la universidad de Michigan y que fue publicado el viernes.

Inflación en eurozona bate nuevo récord

La inflación en los países de la Unión Europea que tienen como moneda el euro alcanzó un nuevo récord en julio, impulsada por el aumento del precio de la energía, motivado en parte por la guerra rusa en Ucrania.

La inflación anual en la eurozona, formada por 19 de las 27 naciones del bloque, subió al 8.9% en julio, frente al 8.6% del mes anterior, según los últimos datos publicados el viernes por la agencia de estadística comunitaria.

La inflación está en su nivel más alto desde 1997, cuando comenzaron los registros para el euro.

El precio de la energía se incrementó en un 39.7%, mientras que el de los alimentos subió un 9.8% y el de otros productos un 4.5%.