Tropas rusas aterrizaron este miércoles en Járkov (este), la segunda ciudad ucraniana, y aseguraron haber tomado Jersón (sur) en el séptimo día de la invasión lanzada por Vladimir Putin, a quien Joe Biden calificó de “dictador” y cuyo país es objeto de fuertes sanciones por parte de Occidente.
“Tropas aerotransportadas rusas han aterrizado en Járkov (...) y atacado un hospital”, informó el ejército ucraniano en un comunicado en Telegram. “Hay un combate en marcha entre los invasores y los ucranianos”, añadió.
Esa ciudad oriental de 1,4 millones de habitantes, ubicada cerca de la frontera y con una amplia población rusoparlante, fue blanco de bombardeos lanzados en la víspera, que causaron víctimas civiles y que el presidente ucraniano Volodimir Zelenski describió como “crímenes de guerra”.
“Prácticamente no quedan áreas en Jarkov donde no hayan impactado proyectiles de artillería”, señaló en Telegram un asesor del ministerio de Interior, Anton Gerashchenko.
En el sur, el ejército ruso reivindicó la toma de Jersón, una ciudad de 290.000 habitantes en la desembocadura del río Dniéper en el mar Negro que habían rodeado en las horas previas.
La ofensiva, que desde su inicio hace siete días ha dejado cientos de víctimas civiles, desencadenó una ola de sanciones contra Rusia en todos los frentes -financiero, deportivo, cultural o empresarial- que han sacudido su economía pero no han hecho retroceder a su presidente Vladimir Putin.
“Un dictador ruso, que invade un país extranjero, tiene costos en todo el mundo”, aseveró el presidente estadounidense Joe Biden en su primer discurso del Estado de la Unión, centrado en parte en el conflicto en Ucrania.
El líder demócrata aseguró que el dirigente del Kremlin se equivocó al subestimar la respuesta de Occidente a su invasión y que ahora “está más aislado del mundo que nunca”.
Además, anunció que prohibirá el acceso de aviones rusos al espacio aéreo estadounidense y la creación de un cuerpo especial para investigar a los oligarcas rusos, que se quedarán sin “sus yates, sus apartamentos de lujo, sus aviones privados”.
Pero, a pesar de su crítica a una agresión “premeditada y totalmente no provocada”, Biden insistió en que no desplegará tropas en el terreno.
-Temor en Kiev-
En la capital Kiev, un ataque impactó la torre de la televisión, con saldo de cinco muertos y cinco heridos. Las autoridades locales temen un gran asalto tras la difusión de imágenes de satélites de un convoy ruso de más de 60 kilómetros de largo al norte de la ciudad.
Medios ucranianos informaron de nuevas explosiones por la noche en la capital y en Bila Tserkva, unos 80 km al sur. Además, el servicio de urgencias informó de un bombardeo sobre zonas residenciales en Yítomir (266.000 habitantes), al oeste de Kiev, con dos muertos y tres heridos.
En el sur, además de la toma de Jersón, el ejército ruso indicó en la víspera que había establecido contacto entre las tropas que avanzan desde la anexionada península de Crimea y las milicias de los separatistas prorrusos del Donbás, una información que no pudo ser verificada pero que supondría un logro estratégico para sus fuerzas.
En medio de estos dos territorios resiste la ciudad portuaria de Mariúpol, que se quedó sin electricidad por los bombardeos que, según su alcalde, dejaron más de cien heridos.
Para Kiev, un nuevo peligro acecha al norte, en Bielorrusia, aliada de Moscú, que ordenó el despliegue de tropas adicionales en la frontera con Ucrania. Según el ministerio de Defensa ucraniano, estas tropas podrían “respaldar en el futuro los invasores rusos”.
Ucrania denunció a Rusia ante la Corte Internacional de Justicia, que convocó audiencias el 7 y el 8 de marzo para estudiar las alegaciones de Kiev de presuntos crímenes de guerra. Según las autoridades ucranianas, más de 350 civiles murieron en el conflicto, incluidos 14 niños.
Además, alrededor de 677.000 personas han huido y otro millón se vieron desplazados dentro de Ucrania, según la ONU, que llamó a recaudar 1.700 millones de dólares de forma urgente estimando que en los próximos meses 16 millones de personas necesitarán ayuda en Ucrania y en los países vecinos.
-Sanciones de todo tipo-
Sujeta a vetos deportivos, boicots y sanciones de todo tipo, Rusia defiende su ofensiva como un movimiento para proteger a la población de lo territorios rebeldes prorrusos del este de Ucrania y derrocar su gobierno prooccidental.
La Unión Europea, Estados Unidos y sus países aliados han activado un arsenal sin precedentes de medidas contra Moscú: cierre del espacio aéreo a sus aeronaves, exclusión del sistema de mensajería interbancaria Swift, congelación de activos, restricciones comerciales, entre otras.
Debido a estas medidas, el principal banco ruso Sberbank anunció su salida del mercado europeo, señalando que sus filiales enfrentan “salidas irregulares de fondos y amenazas a la seguridad de sus empleados y sucursales”.
La lluvia de sanciones llegó también del deporte, la cultura y el empresariado.
Entre las últimas compañías en separarse del mercado ruso figuran Apple, las petroleras ExxonMobil y Eni o el gigante de la aviación Boeing, que suspendió sus servicios de apoyo a las aerolíneas rusas.
Sin embargo, el presidente Zelenski pidió más a los países occidentales. En una llamada con Biden subrayó la necesidad de “frenar” la invasión “cuanto antes” y en una videoconferencia en el Parlamento Europeo reiteró su pedido de ingresar a la Unión Europea de forma inmediata.
La crisis hizo hundir el rublo y las bolsas rusas, y disparó los precios del petróleo, con el barril de Brent y de WTI por encima de los 110 dólares.