Ante un Consejo de Seguridad de la ONU dividido, Estados Unidos pidió el viernes sanciones más duras contra Corea del Norte, acusada de “provocaciones cada vez más peligrosas”, un día después de que disparara un misil balístico intercontinental.
Tras horas de reunión, 15 países, alguno de los cuales no forma parte del Consejo, (Albania, Australia, Brasil, Canadá, Francia, Alemania, Irlanda, Italia, Japón, Nueva Zelanda, Noruega, Corea del Sur, Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos) “condenaron en los términos más enérgicos el lanzamiento por parte de la RPDC (República Popular Democrática de Corea) de un misil balístico intercontinental (ICBM) el 24 de marzo”.
El lanzamiento “representa una amenaza, no solo para la región, sino para toda la comunidad internacional”, dijo la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield.
Los 15 gobiernos firmantes “llaman a todos los miembros de la ONU, en particular a los del Consejo de Seguridad, para que se unan (a ellos) para condenar este comportamiento, y pidan a la RPDC abandonar su programa de armas de destrucción masiva y su programa de misiles balísticos, y se comprometa con los esfuerzos diplomáticos para una desnuclearización” de la península coreana.
Aunque Thomas-Greenfield omitió el refuerzo de las sanciones.
Sin embargo, ante el Consejo de Seguridad, en presencia de sus homólogos chino, ruso, japonés y surcoreano, la diplomática estadounidense había denunciado las “provocaciones cada vez más peligrosas de la RPDC”.
Además, anunció que “Estados Unidos presentaría al Consejo de Seguridad una resolución (...) con el fin de actualizar y reforzar el régimen de sanciones de la resolución 2397″ adoptada en diciembre de 2017.
Pero Pekín y Moscú descartaron cualquier endurecimiento de las sanciones contra Pyongyang.
El embajador chino, Zhang Jun, abogó por un “alivio oportuno de las sanciones” y la embajadora adjunta rusa, Anna Evstigneeva, dijo que temía que “el endurecimiento de las sanciones (...) amenazara a los ciudadanos norcoreanos con problemas socioeconómicos y humanitarios inaceptables”.
La resolución 2397 fue adoptada por unanimidad el 22 de diciembre de 2017, un mes después del último lanzamiento por parte de Pyongyang de ICBM, el Hwasong-15, capaz de transportar “una ojiva pesada extragrande” que puede golpear todo el territorio continental estadounidense.
Para entonces, recordó Thomas-Greenfield, “el Consejo decidió que actuaríamos en caso de que la RPDC lanzara un ICBM”.
Tras el lanzamiento de noviembre de 2017, el líder norcoreano, Kim Jong Un, formalizó en abril de 2018 su moratoria de ensayos nucleares y lanzamientos de misiles balísticos de largo alcance, afirmando que sus objetivos se habían cumplido.
Entonces proclamó que su país se había convertido en un Estado nuclear completo.
Pero el jueves, Kim ordenó y supervisó personalmente el disparo del ICBM más potente del país, asegurando que Pyongyang está listo para una “confrontación a largo plazo” con Estados Unidos, informó el viernes la agencia estatal de noticias.