Los contagios diarios de COVID-19 han alcanzado cifras récord en Estados Unidos, franjas de Europa y Australia, con la rápida propagación de la nueva variante ómicron del coronavirus que mantiene a los trabajadores en sus casas y satura los centros de pruebas.
Casi dos años después de que China informara por primera vez de un grupo de casos de “neumonía vírica” en la ciudad de Wuhan, el nuevo coronavirus, que muta periódicamente, está causando estragos en muchas partes del mundo, obligando a los Estados a replantearse sus normas de cuarentena y de pruebas.
Aunque algunos estudios han sugerido que la variante ómicron es menos mortal que algunas de sus predecesoras, el enorme número de personas que han dado positivo amenaza con desbordar los hospitales de algunos países, mientras que las empresas podrían tener dificultades para mantener su actividad si sus trabajadores se ven forzados a ponerse en cuarentena.
Francia, Reino Unido, Italia, España, Portugal, Grecia y Malta registraron el martes un número récord de nuevos casos diarios de COVID-19.
La media de casos diarios en Estados Unidos también ha alcanzado un récord en los últimos siete días, según un recuento de Reuters.
El anterior pico se produjo en enero de este año. Las nuevas infecciones diarias en Australia se dispararon hasta casi 18,300, eclipsando el miércoles el anterior máximo pandémico de unos 11,300 alcanzado un día antes.
El primer ministro australiano, Scott Morrison, dijo que su país necesita “un cambio de marcha” para gestionar los sobrecargados centros de test, con largas colas de entrada y salida en varias zonas del país.
También se han producido problemas en países europeos como España, donde la demanda de test gratuitos para la realización de pruebas de COVID-19 facilitados por el Gobierno regional de Madrid superó con creces la oferta el martes, dando lugar a largas colas en el exterior de numerosas farmacias.
-Solo quiero volver a casa-
Asimismo, varios Gobiernos se mostraron cada vez más preocupados por el enorme número de personas que se ven obligadas a autoaislarse por haber estado en contacto con un portador de coronavirus.
“No podemos dejar que todo el mundo quede fuera de circulación por el mero hecho de haber estado en un lugar concreto en un momento determinado”, declaró el australiano Morrison a los periodistas.
Se espera que Italia flexibilice el miércoles algunas de sus normas de cuarentena, ante el temor de que el país se paralice pronto debido a la cantidad de personas que están teniendo que autoaislarse de forma preventiva, después de que los casos en el país se duplicaran el martes con respecto al día anterior hasta alcanzar los 78,313.
Sin embargo, China no dio tregua a su política de tolerancia cero ante los brotes, manteniendo a 13 millones de personas en la ciudad de Xian bajo un rígido confinamiento por séptimo día mientras persistían los nuevos contagios de COVID-19, con 151 casos registrados en la localidad el martes.
“Sólo quiero volver a casa”, dijo un mecánico de 32 años que llegó a Xian la semana pasada para un viaje de negocios, quedando atrapado en la ciudad cuando fue aislada del mundo exterior.
Hasta ahora no se ha anunciado ningún caso de ómicron en Xian.
Muchos países siguen lidiando con la anterior variante delta, entre ellos Polonia, que informó el miércoles de 794 muertes relacionadas con el COVID, la cifra más alta de la cuarta oleada de la pandemia en el país. El viceministro de Sanidad polaco, Waldemar Kraska, dijo que más del 75% de los fallecidos no estaban vacunados.
Los primeros datos procedentes de Reino Unido, Sudáfrica y Dinamarca sugieren que el riesgo de hospitalización es menor en el caso de la variante ómicron que en el de la delta, según afirmó la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su último informe sobre la pandemia publicado esta noche.
Sin embargo, el informe señala que se necesitan más datos para comprender cómo puede verse afectada la gravedad de la enfermedad por la vacunación o por una infección previa.
El aumento de los casos coincide con las vacaciones de Año Nuevo, normalmente un periodo de fiestas y viajes. Algunos países, como Italia, han cancelado las celebraciones públicas, mientras que las autoridades de Japón han instado a los residentes a reducir el número de personas en los encuentros de fin de año.
“El mayor riesgo es reunirse con gente sin tomar las medidas adecuadas para prevenir la infección”, dijo Norio Ohmagari, director del Centro de Control y Prevención de Enfermedades japonés y uno de los principales asesores sanitarios del Gobierno Metropolitano de Tokio.
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