Por Conor Sen
Una paradoja de esta crisis económica es que, si bien el empleo en Estados Unidos se mantiene 13 millones por debajo de su máximo previo a la pandemia, el patrimonio neto de los hogares estadounidenses puede estar en un máximo histórico, gracias a los altos precios de las acciones y las viviendas.
Esto no descarta la necesidad de ayuda fiscal para los trabajadores y las pequeñas empresas que están en dificultades, pero es una diferencia importante con respecto a la recuperación que siguió a la crisis financiera del 2008.
En ese entonces, los hogares pasaron cinco años reparando sus balances. En su gran mayoría, no tendrán que volver a hacer eso esta vez. Eso podría ayudar a acelerar la expansión económica una vez que termine la crisis de salud pública.
Los componentes del patrimonio neto de los hogares que fluctúan se basan en gran medida en el mercado de valores y los precios de las viviendas. Durante la recesión del 2001, en general la vivienda se mantuvo estable, pero las acciones tardaron algunos años en recuperarse. Por lo tanto, el patrimonio neto fue prácticamente plano hasta el 2003, cuando comenzó a aumentar nuevamente a medida que las acciones repuntaron y el mercado inmobiliario cobró fuerza.
La recuperación después del 2008 tomó más tiempo. Los precios de las viviendas se derrumbaron, llevándose con ellos las garantías hipotecarias, y les tomó años recuperar el terreno perdido. Las dañadas carteras de inversión siguieron una trayectoria similar.
Después de alcanzar su máximo en el 2007, el patrimonio neto de los hogares tardó cinco años en recuperarse, considerando solo los datos agregados, ya que esa estadística no considera la desigualdad resultante y el hecho que los valores de las viviendas en los vecindarios de clase trabajadora y no blancos quedaron rezagados con respecto a los de los vecindarios más ricos y de personas más preparadas.
Parte de esa recuperación del 2008 implicó años en los que las familias pagaron deuda, mientras que el mercado de la vivienda se mantuvo en un estancamiento. Es por eso, en parte, que la recesión pareció durar años, aunque técnicamente terminó en el 2009. Si su casa valía menos en el 2012 que en el 2006, suponiendo que no se le haya ejecutado una hipoteca, y la tasa de desempleo era de 8%, entonces no parecía una gran recuperación, sin importar lo que sugirieran los datos.
La Gran Recesión golpeó el corazón de la riqueza de la clase media, principalmente el capital de la vivienda, pero también las carteras de inversión, y es por eso que a los hogares les tomó tanto tiempo recuperarse de ella, tanto financiera como psicológicamente.
A menos que se produzca una caída inesperada en el mercado de valores o una fuerte reversión en el mercado de la vivienda, los hogares parecen estar en una situación muy diferente en el 2020. El patrimonio neto cayó en un total de US$ 7,000 en el primer trimestre, el más reciente del que tenemos datos, pero todo eso se debió a la caída de los precios de las acciones.
Con las acciones ahora en máximos históricos y los precios de las viviendas con ellas, deberíamos esperar que los datos del tercer trimestre muestren un nuevo máximo para el patrimonio neto, solo tres trimestres después de su máximo más reciente.
Esto no reduce el dolor ni las dificultades que sufren millones de hogares y pequeñas empresas, ni argumenta en contra de la necesidad de una ayuda fiscal. Lo que sí sugiere es que la naturaleza de esta crisis es muy diferente a la del 2008. Algunos la han llamado una recuperación en forma de K, con marcadas diferencias entre ganadores y perdedores. Y el alcance del sufrimiento humano no se está reflejando muy bien en algunos de los datos económicos agregados.
La buena noticia es que, si bien la situación de desempleo actual puede ser similar a la del 2009, los balances de los hogares en conjunto están en mucho mejor estado. No es probable que pasemos por años de crisis de ejecuciones hipotecarias o de que los hogares liquiden deudas. La tasa de ahorro personal es de 19%, frente a un nivel en el 2009 de alrededor de 5%, lo que implica que al menos algunos hogares tienen un colchón significativo para gastar más una vez que sientan que es seguro hacerlo.
Los elevados niveles de capital inmobiliario también podrían dar origen a una ola de formación de pequeñas empresas el próximo año, lo que tal vez compensaría algunas quiebras de este año. Esto no podría haber ocurrido después del 2008, cuando los hogares carecían de esas reservas de capital. Aprovechar el valor neto de la vivienda para iniciar un negocio es probablemente más fácil y rápido que obtener un préstamo para pequeñas empresas o recaudar dinero entre amigos y familiares.
Los niveles de capital inmobiliario se han duplicado en la última década, proporcionando una importante fuente de financiamiento para los posibles empresarios una vez que vean la oportunidad.
Sin embargo, una recuperación económica sostenible solo comenzaría cuando se controle el virus. Pero una vez que lo hagamos, hay razones para creer que estamos en una posición mucho mejor para tener una recuperación sólida que en el 2009. La política debería usarse como un puente para ayudar a los hogares y a las pequeñas empresas hasta que lleguemos allí, pero los próximos años deberían sentirse mejor que los años posteriores al 2008.