La Reserva Federal de EE.UU. está preparada para situar las tasas de interés en una nueva trayectoria descendente, en sus esfuerzos por respaldar una economía cada vez más frágil. La medida se ha retrasado bastante, pero es crucial que los funcionarios y la ciudadanía reconozcan los riesgos.
Aunque los funcionarios de la Fed se reúnen al menos ocho veces al año para deliberar sobre la política monetaria, cambian la dirección de las tasas de interés con mucha menos frecuencia.
Los últimos quince años se pueden dividir en tres fases distintas (con algunos breves intervalos en que la Fed se limitó a “esperar y ver”): endurecimiento desde junio del 2004 hasta agosto de 2006, flexibilización desde setiembre del 2007 hasta diciembre del 2012 y nuevo endurecimiento desde junio del 2013 hasta diciembre del 2018.
La Fed no tomó medidas en todas las reuniones de estos períodos, pero la inclinación general de la política fue clara.
Ahora, el banco central llegó a otro punto de inflexión. En su próxima reunión del 31 de julio es muy probable que los funcionarios respondan a los persistentemente bajos riesgos de inflación y comercio mundial con una reducción de las tasas de interés por primera vez en más de 10 años.
Por sí sola, tal medida es de poca importancia para la economía. Pero si la historia sirve de guía, implicará que es muy poco probable que la Fed esté dispuesta a aumentar las tasas para las próximas veinticinco a cincuenta reuniones. Eso sí es un problema grande.
Si hace el cambio hacia la flexibilización, la Fed estará mostrando una gran confianza en que la inflación se mantendrá moderada durante los próximos dos años o incluso más. Personalmente, creo que eso es correcto. Pero es importante reconocer que este punto de vista se basa en gran medida en un enfoque de previsión que considera que "los próximos años se parecerán a los últimos años". Este enfoque comúnmente es correcto, ¡pero no siempre!
Otra pregunta es hasta dónde llegará la Fed. No espero nada más dramático que un recorte de un cuarto de punto porcentual en la reunión de la próxima semana. Como señalé, el banco central prefiere cambiar de dirección solo en raras ocasiones: si quiere evitar llegar a una posición en la que tendrá que subir las tasas repentinamente, sus pasos descendentes tendrán que ser más pequeños. Creo que un recorte en el segundo trimestre se concretará más adelante este año, probablemente en diciembre.
Dada la importancia de la decisión de la próxima semana, la manera en que la Fed decide y comunica su dictamen importa mucho. El Comité Federal de Mercado Abierto, encargado de la formulación de políticas monetarias, se reunió once veces bajo la presidencia de Jerome Powell, pero solo una vez un miembro discrepó.
Tal grado de consenso es algo inquietante: ¿la Fed realmente está escuchando todas las perspectivas posibles respecto a una situación económica más bien complicada? Confío y espero que uno o dos miembros disientan si el comité decide bajar las tasas. La medida ciertamente presenta riesgos inflacionarios y la ciudadanía debería saber sobre ellos.
Me alegraré cuando vea que la Fed finalmente comienza a relajarse. Ya en el 2015, cuando aún era presidente del Banco de la Reserva Federal de Minneapolis, sugerí que un recorte de la tasa de interés sería apropiado.
Espero que no sea demasiado tarde y que los funcionarios de la Fed mantengan los ojos abiertos ante lo que podría salir mal.
Por Narayana Kocherlakota
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