Un agricultor atiende una bomba en un campo inundado junto al río Salinas cerca de Chualar, California, el 14 de enero de 2023, mientras una serie de tormentas fluviales atmosféricas continúan causando una destrucción generalizada en todo el estado. (Foto de DAVID MCNEW / AFP)
Un agricultor atiende una bomba en un campo inundado junto al río Salinas cerca de Chualar, California, el 14 de enero de 2023, mientras una serie de tormentas fluviales atmosféricas continúan causando una destrucción generalizada en todo el estado. (Foto de DAVID MCNEW / AFP)

Otro diluvio cayó el sábado sobre el estado de , en el oeste de , provocando grandes inundaciones, luego de tres semanas de precipitaciones sin precedentes que causaron al menos 19 muertos.

Una impresionante ola de lluvia -y nieve en las zonas de montañas- arrasó este sábado muchas zonas del estado más poblado del país, cuyos suelos ya encharcados están llegando al punto de saturación.

El gobernador del estado, Gavin Newsom, advirtió a los californianos que todavía no están a salvo: “No se ha terminado”, dijo el sábado tras visitar a los habitantes afectados por las tormentas.

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Newsom instó a los residentes a permanecer vigilantes y a continuar aplicando “el sentido común en el transcurso de las siguientes 24 a 48 horas”.

Cerca de 26,000 permanecen bajo alerta de inundación este sábado en la noche, según el Servicio Meteorológico Nacional (NWS), y decenas de miles tienen orden de evacuar.

Hacia las 23h00 GMT, había aproximadamente 20,000 hogares sin electricidad, según poweroutage.us.

Más acostumbrado a la lluvia

En la región de Salinas, una ciudad de 160,000 habitantes al sur de San Francisco, donde el río homónimo se desbordó, la inundación afectó los rincones agrícolas del valle pero no golpeó a las zonas urbanas, constató la mañana de este sábado un periodista de la AFP.

Bajo un cielo plomizo y lluvias intermitentes, el curso de agua se salió de su cauce en algunos lugares, inundando cientos de metros de campos.

En Spreckels, una pequeña comunidad cercana al río, la mayoría de residentes optó por no evacuar a pesar de la advertencia de las autoridades.

En una de las zonas, dos tractores armados con equipos de bombeo devolvían hacia el río el agua estancada acumulada por las lluvias de los últimos días, para evitar que el suelo se anegara por completo.

“La región ha sido fuertemente golpeada por la sequía en los últimos años”, dijo a la AFP Manuel Paris, trabajador agrícola de 58 años, asombrado por el río que fluye a toda velocidad. “Ha pasado mucho tiempo, ya no estamos acostumbrados a ver tanta lluvia”.

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Una serie de tormentas ha azotado a California en las últimas semanas. Las breves interrupciones apenas dan tiempo a las autoridades para limpiar los escombros o restablecer la electricidad.

Según los meteorólogos, la oleada de clima extremo no ha terminado.

Se espera que el lunes regrese un nuevo “río atmosférico”, es decir una franja de humedad que transporta grandes cantidades de agua de los trópicos. El NWS advierte que traerá “nuevas olas de precipitaciones extremas”.

Un metro de nieve

En la montaña, este fenómeno se traduce en fuertes nevadas, con más de un metro previsto durante el fin de semana en Sierra Nevada, por lo que las autoridades advierten sobre el riesgo de aludes y desaconsejan cualquier desplazamiento.

Imágenes difundidas por las autoridades de una importante autopista en la región del lago Tahoe muestran decenas de automóviles detenidos en medio de una tormenta de nieve el sábado por la mañana.

Al menos 19 personas han muerto desde el inicio de esta serie de eventos climáticos. Se han encontrado conductores atrapados en sus vehículos por las olas, personas lastimadas tras la caída de árboles, una pareja murió por un deslizamiento de tierra y cuerpos han sido arrastrados por las inundaciones.

California está acostumbrada al clima extremo, y las tormentas de invierno son habituales.

Pero los científicos dicen que el cambio climático, potenciado por la quema de combustibles fósiles por parte del ser humano, está haciendo que estos eventos sean más feroces.

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Si bien está causando desastres a corto plazo, la lluvia es muy necesaria en el oeste de Estados Unidos, donde más de dos décadas de sequía han impuesto restricciones sin precedentes en el uso del agua.

Sin embargo, los expertos advierten que incluso los aguaceros monstruosos que han azotado la región este mes no van a revertir más de 20 años de precipitaciones por debajo del promedio.

El lago Shasta, el embalse más grande del estado, todavía estaba en solo dos tercios de su promedio histórico a principios de enero, según datos del departamento de recursos hídricos.

Fuente: AFP

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