Estados Unidos golpeó hoy al Gobierno ruso por presuntamente coordinar una campaña de ataques cibernéticos "persistentes y sofisticados" contra numerosas organizaciones antidopaje, al acusar a siete supuestos miembros del servicio de inteligencia militar (GRU) de Rusia de llevar a cabo esas prácticas.
De acuerdo a la imputación, desde diciembre del 2014 hasta mayo de 2018, los inculpados realizaron intrusiones informáticas "persistentes y sofisticadas" que afectaron a individuos estadounidenses, entidades corporativas, y a organizaciones internacionales y sus respectivos empleados.
Un gran jurado del Distrito Oeste de Pensilvania (EE.UU.) procesó hoy en rebeldía a los siete acusados por cargos de piratería informática, fraude electrónico, robo de identidad agravado y lavado de dinero, de acuerdo a un comunicado del Departamento de Justicia estadounidense.
Entre los objetivos de la conspiración rusa se encontraba la divulgación de información robada como parte de una campaña de influencia "diseñada para socavar, tomar represalias y deslegitimar los esfuerzos de las organizaciones internacionales antidopaje", según ese documento.
El fiscal general, Jeff Sessions, señaló en la nota que este tipo de campañas de piratería informática "representan una seria amenaza" para la seguridad del país.
"Estamos acusando a siete oficiales de la GRU por múltiples delitos, incluyendo el uso de piratería para difundir la información personal de cientos de oficiales y atletas antidopaje como parte de un esfuerzo por distraer la atención del programa de dopaje patrocinado por el Estado de Rusia", apuntó Sessions.
"Todo esto se hizo para debilitar los esfuerzos de muchas organizaciones para garantizar la integridad de los Juegos Olímpicos y otros eventos deportivos", añadió el fiscal.
El escándalo de dopaje al que se refirió Sessions, que afectó a 1,000 atletas rusos de 30 deportes, provocó que los deportistas de ese país fuesen excluidos, mirados con sospecha o privados de ver ondear su bandera o escuchar su himno, incluso después de colgarse el oro al pecho, en dos Juegos Olímpicos -Río de Janeiro y Pieonchang- y numerosos Europeos y Mundiales.
Mitos del deporte mundial como la zarina de la pértiga, Yelena Isinbáyeva, tuvieron que retirarse sin honor y otros, como el campeón mundial de 110 metros vallas, Serguéi Shubenkov, vieron truncada su progresión al ser marginados como auténticos parias.
La Justicia estadounidense identificó a los presuntos piratas informáticos como Aleksei Sergeyevich Morenets, Evgenii Mikhaylovich Serebriakov, Ivan Sergeyevich Yermakov, Artem Andreyevich Malyshev, Dmitriy Sergeyevich Badin, Oleg Mikhaylovich Sotnikov y Alexey Valerevich Minin, todos ellos rusos.
Tres de los siete acusados en esta causa fueron previamente inculpados en julio de este año por la Justicia estadounidense en un caso relacionado con una conspiración para interferir en las elecciones presidenciales de EE.UU. en el 2016.
Precisamente hoy, el Gobierno holandés aseguró que frenó "una operación de ataque cibernético" de piratas digitales rusos contra la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), con sede en La Haya.
Ante estas alegaciones, el Kremlin salió al paso y dijo que es víctima de una campaña de Occidente contra su Ejecutivo y de la "espionajemanía", que considera que existe en esos países.
"La espionajemanía está ganando impulso", señaló la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, en una rueda de prensa en Moscú en la que habló de una "nueva campaña internacional antirrusa".
Sin embargo, el director del FBI, Christopher Wray, aseveró que los siete presuntos piratas cibernéticos procesados en EE.UU. llevaron a cabo esas prácticas "como funcionarios del Gobierno ruso".
"El FBI no permitirá que ningún Gobierno, grupo o individuo amenace a nuestra gente, nuestro país o nuestros socios. Trabajaremos incansablemente para encontrarlos, detenerlos y llevarlos ante la justicia", remarcó Wray.