Ante un ataque de Donald Trump a uno de sus correligionarios, los funcionarios que participan en la reunión anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) cerraron filas.
Aunque, indudablemente la defensa al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, por parte de la élite de encargados de política monetaria fue justificada, ellos también tienen intereses comprometidos en el asunto.
Lo último que cualquiera de ellos quiere es que los líderes ahonden demasiado en el ámbito monetario y regulatorio. No cuestione al gran dios de la independencia de los bancos centrales.
Los funcionarios del FMI no llenaban de elogios a Powell antes de que Trump dijera que el Comité Federal de Mercado Abierto se había vuelto "loco".
Los aumentos en las tasas de interés de la Fed han complicado la vida fuera de Estados Unidos, especialmente en el mundo en desarrollo. Indonesia, anfitrión de las reuniones del FMI y el Banco Mundial, ha sido especialmente claro en decirlo.
Indonesia ha seguido el manual en su respuesta a la caída de la rupia. La nación ha elevado las tasas de interés, frenado las importaciones y postergado algunos gastos relacionados con proyectos.
La ministra de Finanzas, Sri Mulyani Indrawati, dijo a Bloomberg Television que los estadounidenses necesitan “estar muy conscientes de que el efecto indirecto de sus políticas es muy real para muchos países".
Luego dio nombres: "Espero que Jerome Powell, Mnuchin, China, Japón, Europa estén plenamente conscientes de que están en un país que está haciendo todas las cosas correctas, sin embargo, tenemos que estar muy atentos con el entorno global que cambia muy rápido".
Otro importante ministro indonesio, Thomas Lembong, dijo que el dólar tiene demasiada influencia: "El desafío de hoy no es su dominio, sino que es su exceso de dominio".
La primera regla del Club de Política es: no hables del Club de Política si no eres miembro de Club de Política. Así que los ministros indonesios pueden hacerlo, pero Trump no.
La Fed simpatiza con los mercados emergentes y está observando cuidadosamente sus penurias. Puede ayudar a los compañeros de los bancos centrales siendo transparente sobre sus intenciones. Pero el mandato de la Fed es manejar la inflación y el desempleo en EE.UU., no manejar la economía global.
Así que mientras los banqueros centrales expresan indignación por la violación de Trump de la independencia del banco central, podrían estar de acuerdo con el presidente. La conmoción es por la etiqueta, no la sustancia.
Por Daniel Moss
Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.