Las negociaciones para aprobar un nuevo paquete de estímulo de la economía en Estados Unidos se alargaron este jueves en el Congreso, que esperaba pasar el fin de semana resolviendo los desacuerdos que han retrasado durante meses un rescate que millones de estadounidenses necesitan desesperadamente.
Tras semanas de conversaciones, demócratas y republicanos seguían debatiendo los detalles del que sería el segundo rescate a la economía del país desde el comienzo de la pandemia tras el aprobado en marzo pasado, valorado en US$ 2.2 billones y que fue el mayor de la historia del país.
“Estamos realmente cerca de un acuerdo, pero los detalles realmente importan”, dijo el líder de la minoría demócrata del Senado, Chuck Schumer, en declaraciones este jueves en el pleno de esa cámara.
Estímulo urgente
El nuevo paquete de estímulo estaría valorado en casi US$ 900,000 millones, menos de la mitad del alcanzado en marzo, y llegaría en un momento en el que la economía está dando numerosas señales de deterioro.
Las solicitudes de subsidio de desempleo aumentaron esta semana a 885,000, comparada con las 862,000 anteriores, en una época en la que normalmente subirían las contrataciones por la temporada de fiestas, y las ventas al por menor también se redujeron en noviembre.
Pese a la urgencia de un alivio económico, los desacuerdos en el Congreso continuaban este jueves, y los legisladores se preparaban para pasar el fin de semana trabajando si no llegaban antes a un arreglo sobre el tema.
“Vamos a quedarnos aquí mismo hasta que acabemos, incluso si eso significa trabajar durante el fin de semana, lo cual es muy probable”, afirmó el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, en un discurso en el pleno.
A contrarreloj
El objetivo de los legisladores era vincular ese paquete de estímulo a un nuevo plan de financiación de los gastos del Gobierno por valor de US$ 1.4 billones que los legisladores deberían aprobar antes de la noche de este viernes, cuando expira el plazo para evitar el cierre de la Administración federal.
No obstante, McConnell insinuó que los legisladores podrían aprobar una medida de gasto temporal, que según su “número dos”, el senador John Thune, duraría “entre 24 y 48 horas”, para financiar a corto plazo la Administración mientras alcanzan un pacto sobre el plan de estímulo.
“Si necesitamos extender la fecha límite de fondos del viernes antes de que pueda aprobarse en ambas cámaras la legislación final, espero que la extendamos durante un plazo muy, muy corto”, afirmó McConnell.
Algunos legisladores no descartaban que esa extensión pudiera alargar las negociaciones hasta la próxima semana, que terminará en el festivo por Navidad.
Otros, más optimistas, confiaban todavía en poder resolver pronto los escollos y aprobar sendos proyectos de ley sobre el estímulo y el gasto antes de la medianoche del viernes al sábado.
“Todo el mundo quiere que acabemos este trabajo, y pronto”, subrayó Schumer.
Detalles del plan
Según varios medios, el borrador del nuevo paquete de estímulo incluye una nueva ronda de cheques o transferencias directas de dinero a los ciudadanos con menos ingresos del país, por un monto de unos US$ 600, la mitad del valor de los que se enviaron en virtud del primer rescate, aprobado en marzo.
También contendrá dinero para la distribución de la vacuna del COVID-19, subsidios de US$ 300 a la semana para los desempleados y unos US$ 330,000 millones para conceder préstamos a los pequeños negocios.
No obstante, se espera que el paquete deje fuera los US$ 160,000 millones en financiación para los Gobiernos estatales y locales, que estaban incluidos en la propuesta que los demócratas respaldaron por valor de US$ 908,000 millones a principios de este mes.
La voluntad de los demócratas de incluir parte de esa ayuda en el paquete, las condiciones para repartir los cheques a los ciudadanos de menos ingresos y la posibilidad de incluir fondos para teatros y salas musicales son tres de los asuntos que están retrasando las negociaciones.
Otro desacuerdo gira en torno a la insistencia de los republicanos de restringir, como parte del paquete, la capacidad prestataria de emergencia de la Reserva Federal, algo que los demócratas temen que pueda constreñir al futuro Gobierno del presidente electo, Joe Biden.