El apartamento de Krystal Guerra en Miami tiene una cocina minúscula, azulejos agrietados, armarios deformados, carece de lavavajillas y apenas cuenta con espacio de almacenamiento.
Pero Guerra estaba conforme con esas deficiencias. Todo formaba parte de ser una estudiante de posgrado de 32 años en el sur de Florida, pensó, y se sentía contenta de vivir allí unos años más mientras terminaba sus estudios de mercadotecnia.
Eso fue hasta que un nuevo propietario compró el inmueble y le dijo que iba a subirle el alquiler de US$ 1,550 a US$ 1,950, un aumento del 26% que Guerra dijo significaba que su renta se llevaría la mayor parte de los ingresos que recibe de la Universidad de Miami.
“Pensé que era una locura”, comentó Guerra, quien decidió mudarse. “¿Se supone que debo dejar de pagar todo lo demás que tengo en mi vida sólo para poder pagar el alquiler? Eso es insostenible”.
Guerra no está sola. Los alquileres han subido en todo Estados Unidos, lo que ha provocado que muchas personas se vean obligadas a recurrir a sus ahorros, a mudarse a unidades deficientes o a retrasarse en los pagos y arriesgarse a ser desahuciadas ahora que ha terminado la moratoria federal que había sido decretada por la pandemia de COVID-19.
En las 50 zonas metropolitanas más pobladas de Estados Unidos, la renta promedio subió un impactante 19.3% de diciembre del 2020 a diciembre del 2021, según un análisis de propiedades con dos o menos dormitorios efectuado por Realtor.com, un sitio web de bienes raíces. Y en ningún lugar el salto fue mayor que en el área metropolitana de Miami, donde el alquiler medio se disparó hasta US$ 2,850, un 49.8% más que el año anterior.
En otras ciudades de Florida, como Tampa, Orlando y Jacksonville, y en los destinos turísticos de San Diego, Las Vegas, Austin, Texas, y Memphis, Tennessee, se registraron aumentos de más del 25% durante ese periodo.
El incremento de los alquileres es cada vez más un impulsor de la elevada inflación, que se ha convertido en uno de los principales problemas económicos del país. Datos del Departamento de Trabajo, que abarcan tanto los alquileres existentes como los nuevos, muestran aumentos mucho menores, pero que también están incrementándose.
El costo de las rentas aumentó un 0.5% en enero con respecto a diciembre, según informó el Departamento del Trabajo la semana pasada. Puede parecer poco, pero ha sido el mayor incremento en 20 años, y es probable que se acelere.
A los economistas les preocupa el impacto de los aumentos de alquileres en la inflación debido a que los grandes saltos de los nuevos arrendamientos alimentan el índice de precios al consumo de Estados Unidos, que se utiliza para medir la inflación.
Ésta aumentó 7.5% en enero respecto al año anterior, su mayor incremento en cuatro décadas. Aunque muchos economistas esperan que disminuya conforme las cadenas de suministro perturbadas por la pandemia recuperan su funcionamiento normal, el aumento de los alquileres podría mantener la inflación alta hasta finales de año, ya que el costo de la vivienda representa un tercio del índice de precios al consumo.
La situación se ha agravado tanto en Boston —ciudad que casi ha superado a San Francisco como el segundo mercado de alquiler más caro del país— que un residente publicó en broma que alquilaba un iglú por US$ 2,700 al mes. “Calefacción/agua caliente no incluida”, tuiteó Jonathan Berk.
Los expertos dicen que muchos factores influyen para que los alquileres alcancen precios astronómicos, incluyendo una escasez de viviendas en todo el país, un nivel extremadamente bajo de espacios vacantes para renta y la incesante demanda, ya que los adultos jóvenes siguen entrando al abarrotado mercado.
Whitney Airgood-Obrycki, autora principal de un reporte reciente del Centro Conjunto de Estudios de Vivienda de la Universidad de Harvard, dijo que había mucha “demanda acumulada” tras los primeros meses de la pandemia, cuando muchos jóvenes regresaron a vivir con sus padres. A partir del año pasado, conforme la economía se reabrió y los jóvenes se mudaron a vivir en forma independiente, “las rentas realmente despegaron”, señaló.
Según la Oficina del Censo, la tasa de vacantes de alquiler durante el cuarto trimestre del 2021 cayó a 5.6%, la más baja desde 1984.
“Sin muchas de las vacantes en las rentas que los propietarios están acostumbrados a tener, eso les da cierto poder para establecer precios porque no están sentados sobre unidades vacías que necesitan llenar”, afirmó Danielle Hale, economista en jefe de Realtor.com.
Mientras tanto, el número de viviendas en venta ha alcanzado un mínimo histórico, lo que ha contribuido a que los precios se hayan disparado, provocando que muchos hogares con mayores ingresos sigan alquilando, y ello ha hecho que la demanda aumente aún más.