Los casos globales de coronavirus aumentaron la semana pasada con respecto a la anterior, después de dos meses de descensos, mientras la variante Delta del COVID-19 se extiende por casi un centenar de naciones y hay repuntes importantes en África y países como Rusia, Brasil o el Reino Unido.
Según indicó este miércoles el informe epidemiológico semanal de la Organización Mundial de la Salud (OMS), del 21 al 27 de junio se registraron 2.6 millones de casos, un ligero aumento del 2% con respecto a los siete días anteriores.
Tres de los cinco países que registraron más casos la semana pasada a nivel global fueron latinoamericanos: Brasil, Colombia y Argentina, aunque mientras en los dos primeros la curva de nuevos contagios sigue al alza, las infecciones en territorio argentino descendieron un 11%.
Rusia, que afronta una nueva oleada de casos, es ya el cuarto país del mundo con más contagios semanales, con 134.000 en los siete días estudiados y un aumento del 24 % respecto a la semana anterior.
Por regiones, el sur y este de Asia registraron la semana pasada moderados descensos de en torno al 6%, y América los bajó un 1%, mientras que el aumento sigue siendo rápido en África (un 34% más que la semana anterior) y vuelve a acelerarse en Europa (un 10% más) y Oriente Medio (un 13% más).
Las muertes por COVID-19 se mantienen, sin embargo, en su tónica descendente de los últimos dos meses, y la semana pasada se registraron 57,600, lo que supone una bajada del 10 % con respecto a los siete días anteriores.
Preocupa en este caso la situación de África, donde las muertes la semana pasada crecieron un 44%, aunque en términos absolutos representan menos del 5 % de los fallecimientos globales (2,700 en los siete días estudiados).
La variante Delta, primero detectada en la India y la que más preocupa en la actualidad por su mayor facilidad de transmisión, está presente según el informe en 96 países (11 más que en el informe anterior).
La OMS advierte en el documento de que el levantamiento de las medidas de prevención sanitaria en muchos países está produciendo un aumento de la movilidad y la socialización que “puede dar oportunidades al virus para extenderse si no hay una adecuada planificación y valoración de riesgos”.
También indica que la desigual distribución de las vacunas, con más de 2,650 millones de ellas ya administradas pero sobre todo en países desarrollados, plantea dificultades en el combate de la pandemia, en un momento en que muchos de los países que sufren nuevas oleadas de COVID-19 tienen aún una baja tasa de inmunización.