Las alteraciones económicas relacionadas con la pandemia que redujeron las emisiones de forma drástica prácticamente no tuvieron efectos sobre la trayectoria del CO₂. (Bloomberg)
Las alteraciones económicas relacionadas con la pandemia que redujeron las emisiones de forma drástica prácticamente no tuvieron efectos sobre la trayectoria del CO₂. (Bloomberg)

Tan cierto como que la lluvia cae y los capullos florecen, cada junio el hemisferio norte se despierta a otro rito –menos inspirador– de primavera: un nuevo máximo de dióxido de carbono atmosférico global. Este año, ese número es de 419 moléculas de CO₂ por cada millón de moléculas de aire, es decir, partes por millón (ppm).