Suzy Welch, reconocida escritora y experta en temas laborales, ha visto de todo cuando se trata de entrevistas de trabajo. A lo largo de su carrera, ha escuchado a cientos de candidatos cometer errores que, aunque aparentemente inocentes, pueden costarles el puesto. Suzy compartió en CNBC las dos frases más comunes que jamás deberías decir durante una entrevista. Si quieres aumentar tus posibilidades de éxito y dar una impresión positiva, es mejor que las tengas muy claras antes de entrar en la sala.
Welch compartió una experiencia en la que un candidato le comentó que el puesto que estaba ofreciendo era “un excelente trampolín”, es decir, una oportunidad temporal para pasar a otro trabajo en otra empresa.
Esta declaración sorprendió a Welch, ya que transmitía la idea de que el candidato no tenía intenciones de comprometerse con la empresa a largo plazo, sino que veía el puesto como un simple peldaño para llegar a algo mejor en otro lugar. Un comentario como este puede hacer que el entrevistador cuestione el interés real del candidato en el puesto y en el crecimiento dentro de la organización.
Decir algo así puede hacer que el entrevistador piense que no eres la persona indicada para el puesto, ya que parece que dejarías la empresa en cuanto aparezca una mejor oportunidad. Tener que invertir tiempo en formación y adaptación de alguien que no se compromete a largo plazo siempre genera costes para la empresa, por lo que prefieren a quienes muestran interés en quedarse y crecer dentro de la organización.
Otra de las frases que Welch mencionó fue la relacionada con el empleo actual o el que acaba de terminar. En este caso, advirtió que nunca se debe criticar ni hablar negativamente de un trabajo anterior, ya que eso puede generar diferentes interpretaciones. Un comentario de este tipo puede hacer que el entrevistador piense que el candidato tiene una actitud negativa o que no sabe manejar los desafíos en el trabajo.
Por último, no debes subestimar la importancia de la comunicación no verbal. Esconder las manos, cruzar los brazos, encorvarse o mostrar dudas puede dar la impresión de que estás siendo evasivo o incluso mintiendo. En cambio, sentarte con la espalda recta, el pecho abierto y una postura relajada transmite más confianza y seguridad, lo que puede mejorar la impresión que dejas en el entrevistador.