Gracias sobre todo al sencillo “Padam Padam” y al álbum que lo incluye, “Tension”, Kylie Minogue ha vuelto a la primera línea al conseguir otro éxito mundial, abrazado no solo por el público, sino también por la crítica, tras 35 años de carrera musical como orgullosa embajadora del pop.
“Ya no siento que se infravalore a los artistas pop como cuando empecé en esto”, constata esta artista australiana en una entrevista con EFE, solo unos días después de la publicación de su decimosexto álbum de estudio.
En ese sentido, recuerda aquellos días en su país “en los que la escena era decididamente mucho más rock”, cuando decidió dar el salto desde su papel en la mítica serie “Neighbours” hasta la música con su primer álbum, “Kylie” (1988), que incluía temas como “I Should Be so Lucky”.
“Entonces yo era aquella jovencita de una telenovela que lanzó ‘The Loco-Motion’ y que poco más o menos que secuestró las listas de ventas durante semanas. Era algo completamente inusual, pero aún así no me daban mucha credibilidad, como si no me lo hubiese ganado”, rememora.
Con el tiempo cree haber cosechado finalmente ese crédito, al menos a título personal. “No tengo la perspectiva para decir si el pop como forma de arte lo ha conseguido, pero parece más generalizado”, añade.
Con los años se ha convertido en algo bastante habitual hablar de ella como un “icono”, aunque dice entre risas: “No me sentía como un icono cuando me desperté esta mañana antes de pasar por peluquería y maquillaje”, y señala que no es algo que tenga presente en su vida, “ni en los momentos más bajos ni en los más desafiantes”.
Minogue (Melbourne, 1968) ha pasado por varios de esos trances, tanto en lo personal (superó un cáncer) como en lo profesional, como cuando rompió con su representante de toda la vida y lanzó “Kiss Me Once” (2014) y después “Golden” (2018), su disco country, con los que intentó iniciar una era musical diferente.
Un disco para “liberarse”
Su anterior trabajo, “Disco” (2020), centrado en el sonido de la música de baile de los años 70, se publicó en plena desescalada de la pandemia y no pudo hacer gira de presentación, pero sí le devolvió la atención de la crítica y el público, como si todo le estuviera preparando para “Tension” (BMG).
“Cuando empecé este álbum no quería sentir el peso de lo que estaba sucediendo (con el covid-19) y creo que eso se percibe. Para mí ambos discos van sobre liberar la mente y a uno mismo para volver a hacer cosas y me parecen grandes álbumes”, indica.
El concepto inicial de su nuevo álbum era articular canciones en torno al sonido de los años 80, pero pronto desecharon esa idea en favor de abrir el repertorio a compositores ajenos a Minogue y su equipo de confianza.
“Ahí es cuando el disco realmente despegó. La premisa era sencillamente hacer ‘un disco a lo Kylie’ y divertirnos”, relata sobre un proceso de grabación.
Así, llegaron cortes como “10 Out Of 10″, producido por Oliver Heldens como guiño a los “ballrooms” de la comunidad LGTB, como “Hands” o como “Padam Padam”, un “hit” en Reino Unido que la convirtió en la única mujer con al menos un número 1 en cada una de las últimas cinco décadas.
A punto de estrenar su primera residencia musical en Las Vegas, Minogue quiso contar además con una canción que homenajeara a esta insólita ciudad estadounidense, surgiendo así otro de sus cortes favoritos, “Vegas High”.
“Surgió después de una charla en torno a una visión romántica del viaje hasta allí, como esa sensación de conducir en un paisaje cada vez más seco y polvoriento hasta un oasis o de aterrizar de noche en avión y toparte por la ventanilla con ese mundo de luces deslumbrantes”, cuenta.
Esta residencia la mantendrá ocupada al menos hasta mayo del próximo año, pero ansía encontrar el tiempo extra para organizar su primera gira mundial en muchos años de esta artista con una de las carreras más sólidas de la música.