La tecnología ha crecido en los últimos diez años y la experiencia de usuario también ha variado, y es que ahora prefiere mayor capacidad para almacenar documentos, así como fotos y videos. Por eso, el factor de capacidad de almacenamiento en los móviles ha crecido de manera exponencial y con ello las tarjetas de velocidad.
Según Samsung, en tan solo ocho años la velocidad aumentó quince veces más: si antes se hablaba de GB, ahora hablamos de equipos con 1TB.
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En la actualidad, los móviles mantienen un almacenamiento de 128 GB o 256 GB. No obstante, estas cifras no sirven de mucho si la memoria es lenta, pues al igual que los procesadores y memoria Ram, la velocidad de los chips de memoria han mejorado.
Cuando haces algo en tu celular como abrir una alpicación, el procesador saca los archivos de esta y los carga. Todo ello en cuestión de microsegundos.
Por ende, al momento de comprar un móvil los datos más importante a revisar son el procesador y la cantidad de almacenamiento. Ambos conceptos son dependientes: un buen procesador con poco espacio de almacenamiento no garantizan un óptimo rendimiento del equipo.
Cabe señalar que en octubre el 2013, se lanzó una renovación con el estándar eMMC 5.0 y ascendió a 250 MB/S.
Tan solo dos años más tarde se empezó a hablar de memorias eUFS 2.0 y con memorias de 120 GB, con las que se alcanzaban velocidades de 350 MB/s de escritura y 150 MB/s de lectura.
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