Más eficacia en el gasto de la lucha antisubversiva

Redacción Gestión

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ACCIÓN. El Estado peruano no podrá ganar la guerra que mantiene contra el narcotráfico y el terrorismo si sus instituciones no logran desenvolverse con eficiencia para aprovechar en favor de las poblaciones afectadas los recursos económicos que generan las empresas extractivas, si no aclara contundentemente qué quiere conseguir y cómo ha de lograrlo.

Para ganar esta guerra es necesario, además, que aclare aspectos hasta ahora poco diáfanos, como definir quiénes integran las columnas senderistas, cuántos son y en qué condiciones se encuentran, puesto que hasta ahora se nos había dicho que eran grupos de senderistas que casi derrotados transitaban la selva. Sin embargo, el secuestro de una treintena de trabajadores y el enfrentamiento a fuerzas combinadas del Ejército y la Policía, nos ha hecho ver que estamos enfrentando a un enemigo más importante del que imaginábamos.

Policías y soldados han logrado avances, es importante reconocerlo, pero a costa del sacrificio heroico de entregar sus vidas, justamente porque el Estado no conoce –por más que diga que sí- las reales condiciones en que se encuentra el enemigo, lo que deriva en ineficacia para atacarlo. Además, porque ha sido incapaz de desarrollar un programa económico y social para entregarle a las poblaciones afectadas seguridad, legalidad, participación ciudadana y bienestar.

Existe una estrategia multisectorial para solucionar los problemas en la zona de VRAE, pero lo cierto es que hay una evidente desarticulación entre la Presidencia del Consejo de Ministros, los ministerios de Defensa y del Interior, los municipios, los gobiernos regionales y las entidades como Devida, que se ha convertido en una suerte de contabilizador de las áreas sembradas con hoja de coca.

Nos preguntamos cuál es el exacto papel que está cumpliendo el servicio de inteligencia, por qué no es más sistematizado y efectivo el control de lavado de activos y por qué el Ministerio del Interior es el peor portafolio en la ejecución de su pliego presupuestal.

Esta disociación deriva en ineficacia, y la ineficacia no nos hará avanzar.

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