:quality(75)/arc-anglerfish-arc2-prod-elcomercio.s3.amazonaws.com/public/PLUDNBRHTRF2JPFCFGT6GYLGDE.jpg)
Oscar González EstradaEditor General Diario Gestión
El optimismo de los agentes económicos vuelve a brillar. La encuesta del BCR de marzo da cuenta que el índice de expectativa empresarial sobre las perspectivas de la economía para los próximos tres meses se encuentra en su nivel más alto desde hace un año. Recientemente el sondeo del International Business Report destacó que los empresarios peruanos son los más optimistas del mundo sobre la economía.
El crecimiento del PBI de febrero (7.18%) sorprendió al mercado y registró la tasa más alta de los últimos seis meses. Sigue el dinamismo de los sectores vinculados al consumo privado (servicios y comercio), así como la recuperación de las actividades asociadas a la inversión (construcción, transporte y comunicaciones). Sin embargo, los sectores vinculados a la demanda externa, como los textiles, siguen mostrando cierta debilidad.
Diversos analistas están elevando sus proyecciones. Ahora estiman que en marzo la economía habría crecido alrededor del 6% porque sigue fuerte el consumo de cemento, así como el gasto de las familias que se refleja en las mayores ventas de autos nuevos y el dinamismo del crédito. El ingreso promedio de los limeños también sigue expandiéndose en niveles de dos dígitos (en el verano se elevó en 13%).
Pese a la incertidumbre por algunos riesgos a nivel internacional (el alza del crudo, la desaceleración de China, el déficit fiscal de EE.UU., entre otros), la economía peruana habría dejado de desacelerarse. Se espera que el optimismo empresarial contribuya a la recuperación más rápida de la inversión privada, que el gasto de las familias no se detenga y que la inversión pública tenga mejores resultados.
Pero no todo es color de rosas. Siguen pendientes temas importantes para consolidar las expectativas de los inversionistas, como enfrentar de manera más decidida al narcoterrorismo, combatir la corrupción en las entidades públicas, garantizar la autonomía de los organismos reguladores y buscar salidas razonables a los conflictos sociales.