(G de Gestión) Muchos se sienten seguros en su trabajo por la sencilla razón de que llevan años en la misma organización. Otros no prestan demasiada atención a las cambiantes realidades del mercado laboral y a lo que este demanda para posiciones similares a las suyas. Así, no tienen una idea clara de cómo resultaría la comparación con personas que, con agrado y entusiasmo, ocuparían sus posiciones de estar disponibles. Y, quién sabe, hasta por salarios bastante menores y quizá con más productividad y alegría.
También están quienes, a pesar de tener un trabajo que sienten “estable”, en vez de cuidarlo y valorarlo sabotean a la empresa con malas actitudes, habladurías y críticas permanentes a líderes, colegas y demás. Parecen no tener conciencia del impacto que esas conductas tienen en su propia productividad y efectividad, y en la de su equipo. Y, sobre todo, no toman en cuenta las consecuencias que generan en su reputación y, por ende, en su carrera a corto y a largo plazo.
Hablando de habladurías y de malas actitudes, hay quienes parecen no comprender el daño que hacen a su marca personal hablando mal de las organizaciones donde laboran o laboraron, y de sus jefes o sus exjefes. Además de ser una demostración de deslealtad y falta de profesionalismo, esas actitudes se perciben como vanos esfuerzos de justificar carencias o malos resultados. Y, claro, olvidan que nadie querrá luego recomendar o contratar personas que, de hecho, se comportarán igual en su siguiente trabajo.
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Sentirse seguros en el puesto o en pasadas glorias produce complacencia en muchos. Y, por el contrario, mientras más tiempo estamos en una compañía, más cuidadosos nos toca ser con las relaciones interpersonales dentro y fuera de ella. Y, por supuesto, enfocarse en mantener nuestra vigencia y relevancia, productividad y eficiencia, para seguir generando valor y logros medibles y cuantificables cada día de la semana. La antigüedad en una empresa no es sinónimo de seguridad; el trabajo no es un derecho ganado para nadie. Nos toca a todos seguir mereciéndolo cada día sin importar el tiempo que tengamos en la misma organización.
Demasiadas personas también olvidan ser competitivas y desarrollar nuevas competencias, habilidades y destrezas mientras están trabajando. Muchos se ponen mil excusas para no hacerlo. Luego, los que se quedan con las mejores oportunidades son quienes tienen un alto nivel de empleabilidad, ya que asumieron directamente la responsabilidad por el desarrollo de su perfil profesional, sus redes de confianza y su marca personal.
Es indispensable seguir aprendiendo habilidades técnicas y digitales, humanas y de liderazgo, y manejando el tema actitudinal, que mucha gente descuida. Es vital apuntar a sacar versiones nuevas y mejoradas de nosotros mismos. En otras palabras, transformarnos continuamente, ya que ni la competencia ni el mercado nos esperan.
El comienzo del año es un gran momento para hacer planes y proponernos evolucionar. Y, si nos está yendo bien, con mayor razón aún.
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Presidente LHH DBM Perú & LHH Chile y autora de Usted S. A. (21 ediciones). Ha figurado en el top 15 Merco durante 8 años consecutivos. También es LinkedIn Top Voice, speaker, directora de empresas y ONG, y presidente de The SafeStorage Co.