Los cultivos de palma aceitera son satanizados como los grandes depredadores de la Amazonía peruana; sin embargo, son uno de los más importantes emprendimientos que contribuyen con la reforestación de áreas arrasadas por la coca vinculada al narcotráfico.
Según datos del Ministerio del Ambiente, en el 2000, 9.25% de la superficie de los bosques húmedos amazónicos fueron deforestados y una de las principales causas es la agricultura migratoria o actualmente llamada "agricultura hormiga". A ello, debe agregarse el cultivo ilícito de coca, la tala ilegal, desbosque para ganadería, entre otros.
"El avance de la palma aceitera en el Perú, difiere de la expansión en otras realidades como en Indonesia o Malasia, en 43 años de experiencia y 25 con productores organizados", comentó Gregorio Sáenz, gerente general de Jun Palma Perú.
Los palmicultores son conscientes del cambio climático; por esa razón, la expansión de la palma aceitera está condicionada al cumplimiento de normas nacionales e internacionales.
Actualmente, la Junta Nacional de Palma Aceitera – Jun Palma Perú promueve en el sector la certificación RSPO (Mesa Redonda de Aceite Sostenible, RSPO por sus siglas en inglés), asimismo, cuenta con un Plan Nacional de Desarrollo Sostenible de la Palma Aceitera 2017-2027.
Un factor decisivo del éxito de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) en la promoción de la palma aceitera es el cambio de actitud de cientos de productores, principalmente "ex cocaleros".
A la fecha, son accionistas de sus propias empresas agroindustriales, implementan planes de inversión ambiciosos e incluso desde el 2015 sus empresas son exportadores de aceite crudo de palma (ACP) y palmiste (PKO) a mercados exigentes, con muy buenos resultados.