Redacción Gestión

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(Bloomberg View).- Mientras los mercados financieros se convulsionan en respuesta a los ciudadanos británicos que votaron a favor de abandonar la , el sorprendente resultado del referéndum del aporta más preguntas que respuestas.

Como ya se dijo, la mayor incertidumbre, impulsada por una repentina inestabilidad institucional a la que se suman ahora una fragilidad económica y una fluidez financiera duraderas, probablemente genere una mezcla sin precedente de agitación política, volatilidad financiera y daños económicos en las próximas semanas. También nos deja siete lecciones cuyas consecuencias van mucho más allá del Reino Unido.

Las desconexiones sociopolíticas se dan en todas partes: la decisión de "salir" va mucho más allá de una estrecha mayoría de ciudadanos que se niegan a seguir a sus dirigentes políticos. Debería verse como un rechazo notable de las elites políticas y empresariales, además de la "opinión de expertos". Y también ilustra las divisiones regionales que predominan luego de un período de bajo crecimiento, especialmente un crecimiento que ha beneficiado a algunos grupos más que a otros.

Las campañas amargas y generadoras de divisiones son la nueva normalidad en la política nacional: esta campaña dolorosa alimentó y se alimentó de las divisiones más amplias en el país. Por esa razón, para mucha gente, la decisión del referéndum por el Brexit terminó reduciéndose a una simplificación burda –que enfrentó el bienestar económico a recuperar la soberanía frente a la inmigración.

Los supuestos de la historia ya no son aplicables a los partidos establecidos: al igual que el Partido Republicano estadounidense, que se ha alejado del libre comercio, los Conservadores del Reino Unido, entre los grandes partidos políticos del país, eran los que estaban más divididos respecto de los beneficios de la zona de comercio súper-libre más grande del mundo.

Los partidos marginales y anti-sistema pueden cambiar la política aunque no tengan probabilidades de conquistar el poder: ante el riesgo de que parte de la base de su partido se pasara al Partido de la Independencia del Reino Unido antes de la última elección general, el primer ministro David Cameron se sintió obligado a prometer un referéndum para garantizar la reelección del Partido Conservador. Apenas si se dio cuenta de la magnitud de la apuesta que asumía, la cual dividió a su partido. Reaccionando a la votación este jueves, anunció su renuncia.

La política marginal puede nutrirse de sí misma, incluso a través de las fronteras: así como la política de bronca del Reino Unido se vio fortalecida por el avance de Donald Trump al otro lado del Atlántico, el voto a favor de "salir" probablemente envalentonará a los movimientos anti-sistema que ya vienen ganando terreno en gran parte de Europa. Y, dentro del Reino Unido, también están llevando a la insatisfacción en Escocia y la Unión del Norte.

Los mercados financieros, y la "sabiduría de las multitudes" que supuestamente los sostiene, no son mejores que la mayoría de la gente para predecir estos resultados políticos: en vísperas de la votación del jueves, los operadores se sintieron cómodos con la idea de que se impondría el bando de "permanecer". La consiguiente recuperación de múltiples días de la libra esterlina y los títulos fue posteriormente más que anulada, y de una manera brutal.

Sumemos el "Brexit" a la lista hechos impensables que se hicieron realidad: suceden cosas extrañas cuando las economías avanzadas persisten en una nueva normalidad de crecimiento bajo prolongado y una desigualdad cada vez más grave –cosas como las tasas de interés nominal negativas y el surgimiento de Donald Trump como presunto candidato republicano. Y si la decisión del Reino Unido de abandonar la UE no despierta a los políticos en otras partes, la lista no hará más que alargarse en los próximos meses.

Por Mohamed El-Erian.

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