Arabia Saudita, Rusia y otros aliados sólo aceptarán recortes profundos en su producción de petróleo en las conversaciones de esta semana si Estados Unidos y otros exportadores se unen para apuntalar al mercado, afectado por la crisis del coronavirus.
No obstante, el Departamento de Energía de Estados Unidos destacó en un comunicado que el bombeo está cayendo ya en el país sin intervención gubernamental, en línea con la insistencia de la Casa Blanca de que no actuará en los mercados privados.
Sin embargo, ese declive ocurriría de forma lenta, en el transcurso de los dos próximos años.
La demanda petrolera mundial ha caído hasta en 30%, o unos 30 millones de barriles por día (bpd), ya que las medidas para evitar la propagación del virus han provocado el desplome de la demanda de combustible para aviones, gasolina y diésel. Francia reportó un hundimiento del 80% en el uso de gasolina.
Aunque Arabia Saudita, Rusia y otros miembros del grupo conocido como OPEP+ han expresado su voluntad de volver a la mesa de negociación, han afirmado que su respuesta será condicional a las acciones adoptadas por Estados Unidos y otros países ajenos a la OPEP.
“Antes de una reunión entre países de dentro y fuera de la OPEP, es necesario un acuerdo sobre las cifras de reducción de la producción”, tuiteó el ministro del Petróleo de Irán, Bijan Zanganeh, agregando que Estados Unidos y Canadá tienen un papel que jugar en la fijación de los recortes.
La OPEP+ realizará una videoconferencia el jueves a las 1400 GMT, luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo la semana pasada que Riad y Moscú acordaron un recorte de producción de entre 10 millones y 15 millones de bpd, alrededor del 10% al 15% de los suministros globales, aunque aseguró que no comprometió ninguna acción por parte de su país.
“En lo referente a los reportes de medios de que la OPEP+ pedirá a Estados Unidos que implemente recortes para alcanzar un pacto, el informe de hoy de la AIE demuestra que ya hay rebajas proyectadas de 2 (millones de bpd) sin intervención del gobierno federal”, señaló el Departamento de Energía.
Aún no se ha formalizado acuerdo alguno. Riad y Moscú están intentando superar el rencor vigente desde las reuniones de marzo, cuando fracasó un pacto para extender los recortes de producción. Desde entonces, Arabia Saudita ha estado inundando el mercado con crudo extra.
El barril del referencial Brent operaba en torno a los US$ 33, cerca de la mitad de su nivel a fines del 2019.
Tres años de recortes en el bombeo de la OPEP+ dejaron la ventana abierta para que Estados Unidos ganara cuota de mercado, ya que impulsó su extracción de esquisto y llevó la producción nacional a 13 millones de bpd, la más alta del mundo.
“El tamaño del desafío es tan grande que la OPEP+ no puede solucionarlo”, dijo Jason Bordoff, director del Centro sobre Política Energética Global de la Universidad de Columbia y exfuncionario del gobierno de Barack Obama. “Solo algunos, y no todos, de los productores mundiales tiene la voluntad y la capacidad de limitar su producción”.
Las leyes antimonopolio estadounidenses prohíben que las petroleras locales adopten medidas para impulsar los precios del crudo. Las reducciones de producción serían legales si los reguladores estatales o el gobierno federal fija niveles más bajos de bombeo, según los expertos.
Después de las conversaciones de la OPEP+, Arabia Saudita organizará una videoconferencia el viernes entre los ministros de Energía del Grupo de 20 grandes economías (G20) “para aliviar el impacto de la pandemia del Covid-19 en los mercados energéticos mundiales”, según un comunicado.