Redacción Gestión

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Washington (Reuters).- estadounidenses endurecieron partes clave de la llamada regla Volcker para restringir las operaciones riesgosas de , en la finalización de una de las reformas más complejas al sector después de la crisis crediticia.

La normativa llamada así por el ex presidente de la Paul Volcker, quien impulsó la reforma prohíbe en términos general que los bancos obtengan ganancias a partir de .

El reglamento final estipula de forma estricta que las excepciones se aplicarán a operaciones en favor de los intereses de clientes o para protegerse ante mercados de riesgo, y obliga a los bancos a demostrar a los reguladores que no tratan de pasar transacciones especulativas como negocios legítimos.

Los reguladores están ansiosos por evitar que se repitan debacles por operaciones riesgosas que llevaron a JPMorgan a perder 6.000 millones de dólares en el 2012, en un caso apodado "la ballena de Londres" debido a las enormes posiciones que el banco tomó en los mercados de crédito.

De todas formas, no está clara la manera en que los reguladores supervisarán las transacciones de los bancos y funcionarios han reconocido que el enorme reglamento de 882 páginas es un documento complejo.

"Muchos de nosotros y me incluyo esperábamos un reglamento final que fuera sustancialmente más simple que la propuesta del 2011. Creo que debemos admitir que se ha simplificado sólo de manera modesta", dijo Dan Tarullo, gobernador de la Reserva Federal.

La FED fue sólo una de las cinco agencias regulatorias a las que se les encomendó la tarea de llegar a un acuerdo sobre una de las partes más polémicas de la ley de reforma Dodd-Frank a Wall Street del 2010, la cual busca impedir que se repitan rescates financiados por los contribuyentes como los de la crisis financiera del 2007 al 2009.

La idea era prohibir que los bancos respaldados por la red de seguridad de la FED realizaran transacciones con recursos propios y prohibirles que tuvieran más del 3% de fondos de cobertura o fondos privados de acciones.

Se espera que la normativa impacte más a los grandes bancos de inversión, entre ellos JPMorgan y Goldman Sachs, pero en los últimos años las entidades financieras de Wall Street han reducido en buena medida sus actividades de negocios con recursos propios.

"Lo que tenemos ahora como norma es una postura regulatoria altamente agresiva de las agencias bancarias, pero queda por ver cómo será implementada y aplicada agresivamente", dijo Kevin Petrasic, abogado de asuntos de regulación en Paul Hastings en Washington.