El Gobierno de Estados Unidos calificó de farsa la reapertura parcial de la Bolsa de Moscú, después de casi un mes de suspensión decretado por el Banco Central debido a las sanciones impuestas por Occidente por la ofensiva militar rusa en Ucrania.
“Lo que estamos viendo es una farsa, una apertura de mercado a lo Potemkin”, dijo en un comunicado el asesor asistente de Seguridad Nacional sobre Economía Internacional de la Casa Blanca, Daleep Singh.
“Rusia ha dejado claro que usará recursos gubernamentales para hinchar artificialmente el valor de las empresas que se están cotizando. Esto no es un mercado real ni un modelo sostenible, y lo único que hace es reflejar el aislamiento de Rusia en el sistema financiero internacional”, añadió.
Precauciones para prevenir un descalabro
La vuelta al parqué se hizo con varias precauciones tomadas por el Banco Central de Rusia (BCR), solo se negociaba durante cuatro horas y con la prohibición de operaciones especulativas como las ventas a corto.
Además, el 1 de febrero el gobierno ruso autorizó el gasto de hasta un billón de rublos (US$ 10,018 millones o 9,261 millones de euros) en acciones de empresas afectadas por las sanciones procedentes del Fondo Nacional de Bienestar, que se nutre de los ingresos del petróleo y es una especie de hucha para malos tiempos.
Asimismo, la entidad monetaria rusa dirigida por Elvira Nabiúlina ordenó el 28 de febrero a los corredores no ejecutar transacciones de venta de valores en nombre de no residentes.
En la apertura, la bolsa cayó 0.61%, si bien tras los primeros compases el índice se recuperó enseguida y a media jornada había subido 7.67%.
Los ganadores de la primera jornada fueron la empresa química PhosAgro (26.62%), la petrolera Tatneft (20.11%) y el mayor productor independiente de gas natural del país, Novatek (18.48%).
Entre los perdedores están la aerolínea rusa Aeroflot (16.44%), la empresa energética Inter RAO (6.94%) y las acciones preferentes de la operadora de oleoductos Transneft (6.06%).
Que la aerolínea bandera de Rusia cayera en el parqué era de esperar después del cierre del espacio aéreo de más de 30 países para aviones operados por compañías rusas o que estuvieran registrados en Rusia.
Rusia tenía 1,367 aviones, de los que 78 fueron arrestados en países extranjeros. Ahora el Gobierno ha recibido de los arrendadores occidentales la solicitud de devolución de más de 500 aviones con un valor residual de US$ 20,000 millones (18,218 millones de euros).
En esta corta jornada el volumen total de negociación de acciones ascendió a 108,600 millones de rublos (US$ 1,103 millones de dólares o 1,005 millones de euros), según un comunicado de la Bolsa de Moscú.
Las transacciones fueron efectuadas por 121 inversores profesionales y 567 inversionistas privados. La participación de personas físicas en el volumen total de negociación fue de 58.2%.
Vuelven empresas y dueños sancionados
Entre las 30 empresas que volvieron a cotizar este jueves se encontraban también el gigante gasístico Gazprom, los bancos controlados por el Estado ruso y sancionados por Occidente Sberbank y VTB (el quinto valor que más cayó, 5.52%).
También la minero-metalúrgica Rusal, una de las mayores productoras de aluminio del mundo y fundado por sancionado magnate Oleg Deripaska, cuyo Grupo En+ es el mayor accionista de la empresa, y uno de los hombres más ricos de Rusia.
Es uno de los oligarcas que se ha pronunciado a favor de la paz tras la invasión rusa a Ucrania y en lo que llama el Kremlin “operación militar especial”.
También volvió a cotizar la mayor petrolera rusa, Rosneft, dirigida por Ígor Sechin, muy cercano al presidente ruso, Vladímir Putin, y también objeto de sanciones internacionales.
El último día bursátil hábil del MOEX fue el viernes 25 de febrero y el índice permaneció por tanto cerrado desde el pasado 28 de febrero, cuatro días después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, lanzara lo que él denomina “operación militar especial” en Ucrania.
Ese día, Rusia amaneció ya sabiendo que la Unión Europea (UE), Estados Unidos, Canadá y otros socios excluirían a algunos bancos rusos del sistema de comunicación interbancario internacional Swift, un golpe sin precedentes para aislar al país del sistema financiero mundial.
Desde entonces solo se negociaba en el MOEX de Moscú segmentos permitidos por el BCR, como las órdenes directas con liquidaciones en rublos, los derivados (salvo en la sección de pares de divisas), los metales preciosos y algunos contratos para futuros en las posiciones de cierre, entre otros.