(Foto: Reuters)
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(Bloomberg) Cabe reconocer a la OPEP la caída invernal más prolongada en las reservas estadounidenses de crudo en una década, pero también inciden otros factores, como los fuertes márgenes de refino, el clima boreal helado y una robusta demanda extranjera.

El resultado: un aumento de 49% en los futuros del crudo norteamericano de referencia desde fines de junio, lo cual lleva los precios a un máximo en tres años.

Toda una serie de sucesos internacionales en Oriente Medio y en otras partes contribuyó al aumento de los precios más cerca de fin de año, formando una “confluencia perfecta de acontecimientos” que sostuvo la demanda en 2017. ¿Durará? Los analistas están divididos. Algunos consideran que los precios subirán hasta US$80 el barril, mencionando los actuales riesgos geopolíticos. Otros, prediciendo un mayor crecimiento de los fértiles yacimientos de esquisto en los Estados Unidos, no están tan seguros.

“Suponemos que las existencias crecerán este año, levemente”, dijo Michael Cohen, responsable de investigación sobre mercados petroleros en Barclays, durante una entrevista en Bloomberg TV. “Este año veremos llegar al mercado una cantidad de nuevo suministro de crudo de EE.UU. O sea que, en total, sobre una base equilibrada, no vemos un tipo de déficit que nos pueda llevar a US$80 sobre una base sostenible”.

A continuación, el desglose de las reservas estadounidenses, seguido por cuatro gráficos que señalan a aquellos que han contribuido esencialmente al aumento en los precios:

Hace un año, algunos analistas predijeron que la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados no tendrían disciplina suficiente como para controlar la producción. El cartel y socios como Rusia cumplieron en gran medida con su promesa, ayudados por las alteraciones en el suministro de Libia y Venezuela.

En noviembre, el grupo acordó mantener las reducciones durante todo 2018 y reforzó el acuerdo incluyendo a Nigeria y Libia. He aquí el desglose:

La demanda de crudo a largo plazo puede peligrar debido a la revolución de los autos eléctricos y a los intentos de los gobiernos por controlar el cambio climático, pero es probable que esto ocurra lentamente. Exxon Mobil prevé que solo 6% del parque automotor mundial sea eléctrico para 2040, dada la fuerte demanda de los motores de combustión tradicionales en los mercados emergentes.

El martes, el Banco Mundial elevó su perspectiva de crecimiento económico global en 2018 hasta un 3.1%, que, de ser alcanzado, consumirá mucho petróleo:

La demanda extranjera de petróleo estadounidense creció, superando 1 millón de barriles diarios casi todas las semanas desde finales de septiembre, cuando puertos y terminales sobre la costa de Texas finalmente se recuperaron del huracán Harvey.

Muchas refinerías extranjeras pagarán un recargo por el crudo de los yacimientos de esquisto estadounidenses debido a sus propiedades de fácil manipulación y la alta proporción de combustibles valiosos que tiende a producir.

“La mayoría creía que al llegar 2018, el comercio de materias primas en general sería exitoso”, dijo por teléfono Rob Thummel, director ejecutivo de Tortoise Capital Advisors LLC, que maneja US$16.000 millones en activos vinculados a la energía.

“Dado el impulso que están ganando las materias primas en general y el petróleo en particular, en una economía que, tanto a nivel local como global tiene mucho empuje, el petróleo está saliendo beneficiado”, señala.

El resultado: los fondos de cobertura elevaron hasta un récord sus apuestas al alza del crudo Brent, según los últimos datos del ICE Futures Europe.

Al mismo tiempo, las apuestas alcistas al West Texas Intermediate, el referente estadounidense, se mantienen cercanas a sus niveles más altos en casi un año, muestran datos de la Comisión del Comercio en Futuros sobre Mercancías de EE.UU.

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