La gerente general de la Clínica San Felipe, Rosa María Vásquez, tiene un vínculo con su centro de trabajo que va más allá de lo laboral. Recuerda que llegó allí como paciente, pero mucho antes que ella lo hicieron sus abuelos y ahora lo hacen también sus hijos. Llegó allí en el 2006, en el puesto de gerente financiera y ha escalado posiciones hasta que en el 2017 asumió la gerencia general.
¿Cómo influye haber sido paciente y ahora gerente general?
Siendo paciente sabía de la calidad de servicio. Y así aprendí a amar lo que hago.
¿Cuán complicado es trabajar en el sector salud?
Es complejo, pero cuando ingresé a este sector me di cuenta de que también es un privilegio, pues todos los días impactas. El personal médico y de atención tienen contacto directo con familias, pero uno también aporta a salvar vidas.
Sin embargo, a veces no se puede, ¿cómo reaccionar en esos casos?
Igual acompañas a la familia e intentas aliviar. Siempre es polémico tratar con enfermedades terminales, pero hay un rango de maniobra donde uno le da calidad de vida al paciente. El buen morir es parte de la práctica, de la buena medicina.
¿Cuánto personal tiene a su cargo en la clínica?
Somos una comunidad de 900 personas, más cerca de 400 médicos en el staff.
¿Es la primera vez que lidera un grupo de ese tamaño?
Sí, es la mayor responsabilidad que he tenido.
¿Cuáles son las fortalezas que busca en sus colaboradores?
Desde los proveedores hasta el personal de limpieza debe tener una vocación de servicio, empatía y calidez hacia el paciente.
¿Cuál es la clave para manejar un grupo grande ?
Más que la comunicación, es decirles claramente cuál es la trascendencia de su trabajo. Toda labor, incluso el de la persona que trabaja en almacén, tiene un impacto en la recuperación del paciente.
¿Cómo descubrió en usted la vocación de servicio?
Vengo de una familia donde mis padres eran educadores y donde mi tío fue el escritor Oswaldo Reynoso. Mi mundo es de literatos e intelectuales, la vida me llevó sin querer a este sector, pero no lo cambiaría por nada.
¿Cómo hace para desconectarse de la carga laboral?
Me apoyo mucho en la plana gerencial de la clínica. La tecnología facilita las tareas a distancia, pero siempre los ejecutivos debemos estar atentos a cualquier eventualidad.
¿Y en sus ratos libres?
Me gusta hacer natación y meditación. Además, pienso que nada es mejor que una buena conversación con una botella de vino. Me encanta pasar tiempo conversando. Viajo poco. Prefiero mil veces una conversación.
¿Cuántas veces a la semana nada o medita?
Nado tres veces a la semana y salgo energizada. Es como una terapia. En el agua se me ordenan las ideas. Y cuando medito lo hago con mi esposo o mi hija. Meditar en pareja tiene complicidad.
¿Por qué diría que es importante practicar estas actividades?
Son espacios de uno mismo. Si bien los ejecutivos tienen una fuerte carga laboral en el equipo, es importante tener un momento para uno mismo, sentarse y analizar.
¿Una suerte de introspección?
El ejecutivo debe tener un espacio en el día para pensar, tener una autocrítica, sobre todo en este mundo donde todo es sonido, redes y caos.
Otrosí digo
Gestora. Durante su tiempo libre, Rosa María Vásquez se encarga de administrar la obra del recordado escritor Oswaldo Reynoso. “Mi obligación es asegurar que a mi tío lo sigan leyendo”, comenta. La ejecutiva fue quien se encargó de gestionar la publicación de toda la obra de Reynoso en la editorial Penguin Random House para los próximos tres años. “La distancia con el mundo intelectual me dio mejores recursos para poder evaluar la mejor opción”.