Si bien la diversidad es un tema de conversación entre los inversionistas, actualmente no tiene mucha influencia sobre la asignación de activos.
Si bien la diversidad es un tema de conversación entre los inversionistas, actualmente no tiene mucha influencia sobre la asignación de activos.

Las salas de directorio masculinas, pálidas y anticuadas de Europa corren el mismo destino que las empresas más contaminantes: evolucionan o se mueren.

En los últimos años, la industria de administración de fondos ha empezado a asumir más en serio sus responsabilidades ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG), principalmente rehuyendo inversiones que se consideran perjudiciales para el planeta. Pero hay otro hilo conductor de las ASG que está destinado a reformular el comportamiento de inversión y a reducir el desequilibrio de género en la gestión de las empresas: la diversidad.

A partir del próximo año, la Comisión Europea exigirá a las grandes empresas que cotizan en bolsa en la Unión Europea que incluyan información de diversidad en sus informes anuales, respecto de "edad, sexo o antecedentes educacionales y profesionales" de su equipo directivo. En cuanto al género en particular, el techo de cristal sigue siendo muy evidente.

Al nombrar y avergonzar a las empresas menos diversas, los reguladores centrarán la atención en la diversidad como otra consideración para los inversores que revisan que las empresas cumplan con sus obligaciones de ASG. Luke Templeman, analista de Deutsche Bank AG en Londres, estima que el impacto será similar a la forma en que la conferencia climática del 2015 en París encendió el cambio a asignaciones más amigables con el medioambiente.

En el 2013, solo 60,000 millones de euros (US$ 71,000 millones) de fondos europeos se concentraron en inversiones sostenibles después de crecer un 11% anual en los dos años anteriores, dijo Templeman en un informe de investigación publicado esta semana. A fines del 2015, la cifra había aumentado más del doble a 145,000 millones de euros.

"La inevitable marea de la opinión pública y la regulación" podría impulsar un movimiento para tomar en cuenta los problemas de diversidad "con una velocidad inesperada", dijo.

Si bien la diversidad es un tema de conversación entre los inversionistas, actualmente no tiene mucha influencia sobre la asignación de activos, según una encuesta a 100 administradores de activos que controlan más de US$8 billones publicada el mes pasado por New Financial, un think tank con sede en Londres enfocado en los mercados de capitales.

Además, los administradores de fondos tendrán que resolver sus propios problemas en esta materia. Solo una quinta parte de las compañías analizadas por New Financial establecían objetivos de diversidad o proporcionaban un desglose de género para sus fideicomisarios, algo que contrasta pésimamente con el más de 40% que afirma estar abordando desequilibrios de diversidad de manera interna.

En setiembre, la Autoridad Europea de Valores y Mercados y la Autoridad Bancaria Europea publicaron directrices para las compañías que regulan:

La política de diversidad para instituciones significativas debe incluir un objetivo cuantitativo para la representación del género subrepresentado en el órgano de gestión. Las instituciones importantes deben cuantificar la participación específica del género subrepresentado y especificar un periodo de tiempo apropiado dentro del cual se debe alcanzar el objetivo y cómo se cumplirá.

La implementación de políticas de ASG será un desafío clave para la industria de gestión de activos en los próximos años. Cuantos más datos haya disponibles, más sólidas serán esas políticas. El gurú de la administración Tom Peters dijo una vez que el consejo de gestión más sólido que escuchó alguna fue: "Lo que se mide se hace". Mientras más extensa sea la divulgación de información, mayor será la presión sobre las compañías para que contraten a más mujeres en la plana ejecutiva.