Algunas de las principales economías en el mundo empiezan a retomar una ‘vida normal’ tras controlar la pandemia de COVID-19, por lo que muchas compañías han comenzado a deslizar la idea en sus empleados de tener que dejar el teletrabajo y volver a sus oficinas. Esto está generando una serie de desacuerdos.
Según un reportaje de la BBC de Londres, muchos empleados podrían no tener motivos suficientes para dejar de laborar en sus hogares pues ya habrían “demostrado que pueden ser productivos en casa”, además, “las razones de las empresas para regresar al trabajo presencial no son lo suficientemente válidas”.
El medio inglés cita una encuesta de enero de 2021 en Estados Unidos, que mostró que el 44% de las personas que trabajaban desde casa querían continuar con ese esquema porque les beneficiaba; el 39% respondió que preferían volver a la oficina, y el 17% dijo querer seguir trabajando remotamente debido al coronavirus.
“En general, los teletrabajadores destacaban no tener que trasladarse al trabajo como una de las grandes ventajas, así como tener más margen para equilibrar el tiempo en familia, el ocio y el trabajo”, se explica.
La BBC detalla que una de las razones que los empleadores dan para que los empleados vuelvan al trabajo es “la cultura de la compañía”.
El medio cita a Cathy Merrill, directora ejecutiva de la revista Washingtonian, que sostiene que el teletrabajo se hizo fácil al principio de la pandemia porque el equipo “pudo apoyarse en las culturas de la oficina, prácticas establecidas, reglas no explícitas y valores compartidos, establecidos a lo largo de los años en gran parte porque la gente interactuaba en persona”.
El reportaje también refiere que otra de las creencias comunes es que el trabajo remoto “obstaculiza la colaboración e innovación”, pues estas “a menudo surgen de conversaciones espontáneas en la oficina”.
Kimberly Merriman, profesora de gerencia en la Escuela de Negocios Manning en la Universidad de Massachusetts, le explica a la BBC que este énfasis en la cultura corporativa es percibido como no genuino por los empleados. “Era casi como un eufemismo para ‘quiero que vuelvas, no te quiero en casa. No confío en ti’. Así es como los empleados lo están interpretando”, dice.
La experta agrega que ha habido un “cambio en la dinámica de poder” en el trabajo que no desaparecerá. “Hoy en día, la gente valora un ambiente de trabajo en el que sienten que importan, y líderes que preguntan por sus opiniones”, explicó.
Stefanie Gustafsson, académica de la Escuela de Negocios de la Universidad de Bath, explica al medio inglés que lo que se está viviendo es una “democratización de la fuerza laboral”, en el sentido de que “la gente puede decidir cómo y cuándo trabajar”.
Los trabajadores, se apunta en el reportaje, “han disfrutado como nunca antes de una mayor autonomía en sus vidas profesionales” y “son reacios a cambiarla por el presentismo y la vigilancia de la pre-pandemia”.
“Establecer patrones futuros de trabajo que satisfagan a todas las partes será un proceso complejo. Pero pasar por ello generará dividendos para las compañías; si no lo hacen, y si los empleados cuentan con mejores opciones, bien podrían marcharse”, se señala.