Por tercer año consecutivo, y la Provincia Constitucional del Callao se posesionaron en el primer y segundo lugar, respectivamente, del Índice de Competitividad Regional del Perú 2016 (ICRP 2016) elaborado por Centrum Católica.

Los resultados del Índice de Competitividad Regional del Perú 2016, al igual que el Ranking de Competitividad Mundial 2016 del International Institute for Management Development (IMD 2016), concluyen que el Perú está en el puesto número 54 entre 61 países, mostrando un claro retroceso con relación al año 2008 cuando se encontraba en el puesto 35.

"El crecimiento económico observado desde varios lustros atrás, no se ha transformado en mejoras competitivas que permitan incrementar la productividad y la calidad de vida de las personas dentro de ", indicó Centrum Católica.

Asimismo, mencionó que al enfocar el análisis en el se puede concluir que ha sido un "fracaso", debido a que aún permanecen las deficiencias a nivel de capacidades, autonomía y toma de decisiones de los gobiernos regionales.

"Hay mucho por mejorar en cuanto a competitividad. El retroceso visto en el ICRP 2016 debe ser tomado como una oportunidad para hacer cambios en los aspectos necesarios y para seguir impulsando las políticas y estrategias que más nos han beneficiado" señaló Fernando D´Alessio, director y fundador de Centrum Católica,

A nivel general, Lima Metropolitana obtiene el primer lugar con una puntuación de "medio alto" y el Callao se encuentra en la segunda posición con una puntuación "baja".

Moquegua, Tacna, Ica, Arequipa, La Libertad, Lima Provincias, Lambayeque, Piura, y Cusco, tienen una puntuación de "muy bajo" y el resto de provincias tienen una de "extremo bajo". Ninguna provincia llega a una puntuación de "Alto" o "Muy Alto".

La región que cierra el ranking con el menor puntaje es la de Huancavelica, que a pesar de haber mejorado considerablemente sus indicadores sociales, como pobreza extrema o analfabetismo se ha mantenido al final del ranking en todas las ediciones que se han realizado.

El estudio concluye que la mayoría de regiones se ha esforzado por mantener políticas que mejoren la calidad de vida de su población, aunque solo algunas de ellas han tenido resultados positivos, y otras aún se encuentran a la espera de ello.