En medio de la discusión que ha desatado la propuesta de la congresista fujimorista Rosa Barta, que busca que estudiantes de educación superior técnica no perciban remuneración a cambio de recibir experiencias por parte de las empresas, surgió una medida que podría resultar bastante beneficiosa para este grupo de estudiantes.
Pese a que no se trata de una nueva solución, el sistema dual de educación técnica alemán recobra vigencia para afrontar el bajo empleo juvenil. ¿En qué consiste?
En Alemania la educación técnica se hace bajo el sistema de dualidad. Esto implica que el estudiante hace su formación, una parte en el instituto y la otra en una empresa formadora. Normalmente se divide en 50% en el instituto y el otro 50% en una empresa.
El alumno puede estar, el primer año, solo en el instituto y, los dos años siguientes, dos días en el instituto y tres días en la empresa. Esto es muy flexible y se va haciendo de acuerdo a las carreras y a cómo el instituto organiza el tiempo.
El alumno se inscribe en una empresa formadora previa coordinación de condiciones de pago. Si hay una vacante, la empresa lo acepta, luego va al instituto y se matricula en la carrera que quiere seguir. A partir de ahí, empieza a hacer sus estudios con la empresa.
Sin embargo, en Perú puede darse el caso que los períodos formadores de los alumnos cambien debido a que el sistema educativo básico en el Perú ofrece competencias menores en comparación al sistema alemán.
¿Por qué las empresas sí están dispuestas a tener programas de aprendizaje allá?
“Es una cultura, dentro del ADN de las empresas alemanas como Mercedes Benz, donde existen aprendices en su cultura empresarial. Esto se desarrolló después de la segunda guerra mundial. Para una empresa, no es algo adicional el formar alumnos, para el caso peruano, es difícil”, comenta Luisa Flores, directora académica de Inlog, quien asegura que cerca del 80% de los alumnos se quedan en las empresas donde hacen su formación.
Retos locales
De acuerdo a Flores, ya podemos empezar a motivar a los alumnos y a otros institutos y empresas a que formen parte de una solución para el desempleo juvenil, a través de la formación dual.
“Este alumno o aprendiz va a recibir una ayuda económica, un sueldo por pertenecer la empresa. En dos años va a formarse en esa empresa. Terminado ese período la empresa decide si se queda o no con el alumno y este decidirá si se queda o no”, explica.
“El mayor problema es encontrar empresas formadoras. El instituto y el alumno existe pero la empresa formadora no. La empresa tiene que entender que es un win win para los dos, que va a ganar un trabajador hecho a su medida”, añade.
Cabe precisar que la modificatoria propuesta por la congresista Bartra no contempla la formación dual que ya esta incluida en la Ley de Institutos y que sí exige que el alumno reciba un pago.
Según la especialista, otros retos a nivel local residen en la gestión de los institutos para controlar y fiscalizar la labor de aprendizaje que desarrollan las empresas. Asimismo, por parte del Estado, señala que debería proveer mecanismos para que los institutos estatales cuenten con recursos para el mismo control destacando la labor que se puede desarrollar con la Cámara de Comercio Peruano Alemana.
¿Qué es lo que ganan las empresas con esto?
“El beneficio mayor es que la empresa que se convierte en formadora está construyendo su futuro de personal laboral. Uno de los grandes problemas que tienen es que no hay mano de obra calificada o que el personal tiene un alto porcentaje de rotación”, detalla.
Déficit de oferta
Una de las críticas consiste en que solo las empresas con grandes recursos pueden implementar programas de formación. Sin embargo, para Flores no es del todo cierto.
“Están las medianas y las pymes. He visto casos en Alemania que una peluquería chica tomaba un aprendiz y este aprendía hasta convertirse en profesional. No se necesita una empresa enorme, solo es responsabilidad”, afirma.
En cuanto a los riesgos, la experta asegura que “esta comprobado que un alumno formado bajo la modalidad dual es uno mucho más competitivo, creativo y que sabe afrontar los problemas porque lo han aprendido desde segundo año. Los chicos están preparados para afrontar los riesgos”. Además, apuntó que el 98% de obstáculos respecto a la idoneidad de los estudiantes para con las empresas se resuelve con la asistencia de los institutos.
Un papel fundamental que ha despertado el debate es que el Estado proponga mecanismos para incentivar el uso del sistema por parte de las empresas como, por ejemplo, los tributarios. Lo cierto es que no solo podrían ser incentivadas con políticas de Estado sino que también podrían generar una buena reputación en un contexto en el que se tiene mucha desconfianza por parte de la ciudadanía.