El Gobierno inició la entrega de un bono de S/ 380 en beneficio de 2.7 millones de familia en el país que podrían verse afectadas con la paralización y la cuarentena decretada por el Estado a propósito del Covid-19. Para determinar qué familias merecen recibir el financiamiento, el Ejecutivo utilizó el Sistema de Focalización de Hogares (Sisfoh), un padrón adscrito al Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) que tiene identificada a las familias más pobres del país.
Sin embargo, muchas familias vulnerables que esperaron recibir este bono para poder subsistir se dieron con la noticia de que no obtendrán el beneficio. Para ellos, la ministra de Economía ha anunciado la ampliación del bono para 500 mil 'independientes' o 'informales'. ¿Es suficiente para evitar mayores problemas económicos en las familias peruanas?
En diálogo con Gestión.pe, Carmen Roca, coordinadora de Women in Informal Employment, Globalizing and Organizing (WIEGO), explica que si bien el Sisfoh, utilizado por el Ejecutivo, es un padrón importante para identificar a las familias pobres del país, este está más focalizado en las zonas rurales y no en las zonas urbanas.
Según manifiesta Roca, existe un universo de 7 millones de trabajadores no agrícolas que tienen ingresos que se ubican entre el primer y el segundo quintil de ingresos a nivel nacional -división de los ingresos del país en cinco partes, donde el quinto quintil son los ingresos más altos y el primero los ingresos más bajos. Así, este universo de trabajadores también son población vulnerable que, al no salir a trabajar se perjudicará económicamente.
"Si divides los ingresos del país en cinco grupos, siendo cinco los más ricos, y uno los más pequeños. Estas personas están en los quintiles 1 y 2. Así no sean catalogados como un hogar en pobreza para el SISFOH, están en un riesgo bastante alto por la forma en que generan sus ingresos, porque la mayoría está en comercio y otras labores vinculadas a las vías públicas. Están en riesgo", manifestó Roca.
El perfil de estos empleados informales, explica, es que no trabajan en sectores como Agricultura, Ganadería ni Pesca, vinculados al espacio rural. Por el contrario, están más vinculados a las ciudades, tienen más de 14 años, trabajan por cuenta propia, no están registrados en ningún sitio y en su mayoría son mujeres en edad reproductiva y con hijos.
¿Quiénes conforman el universo de ‘informales’?
En primer lugar, con base a la Encuesta Nacional de Hogares 2018, Roca menciona que existen 1.5 millones de comerciantes en la vía pública a nivel nacional. De igual forma, existen más de 300 mil trabajadores de mercados a nivel nacional. Por su parte, también son más 5,000 canillitas en el país; 350 mil trabajadoras del hogar, más de 25 mil estibadores terrestres y carretilleros, más de 3 mil lustradores de calzado y otros 3 mil recicladores de residuos sólidos ¿Toda esta población habrá sido alcanzada con el bono otorgado por el Gobierno?
"Entiendo que el Gobierno no conoce esta realidad porque la informalidad se ha visto como una mano fantasma a la que no se sabe llegar. Siempre se dice formalizar sin desdoblar eso: ¿qué significa formalizar a un reciclador, un trabajador de un mercado, una trabajadora del hogar y comerciante en la vía pública? No tienes empleador y no todo puede significar que tengas EsSalud y Pensiones", manifiesta Carmen Roca, de WIEGO.
Aunque muchas familias pertenecientes a este universo probablemente ha recibido su bono, WIEGO ha recibido comunicaciones de estos empleados informales que no han podido acceder al beneficio otorgado por el Gobierno. “Es gente que necesita trabajar, entonces hay ansiedad en la población”, manifiesta Roca.
Pero, ¿es sencillo poder contactar a esta población a través de los registros del Estado? Para Roca hay dos instituciones que son claves para beneficiar a mayor población vulnerable con el bono extraordinario por el Covid-19. Estas dos instituciones son las municipalidades y las asociaciones de comerciantes.
"Sí hay formas de llegar a ellos a través de las municipalidades y los padrones de las asociaciones. Normalmente ellos registran su asociación cuando han empezado una idea de ahorro de 1 sol diario. En Lima Metropolitana hay miles de estas asociaciones. De ellos, un número grande tiene licencia para vender a la calle, porque el comerciante paga a los municipios por tener esa licencia y los municipios cobran diariamente por estar donde estás parado. Nadie está gratis en la calle", explica Roca.
Por eso, sostiene que a través de los registros de las municipalidades y asociaciones es posible identificar a mayor población en riesgo que, aunque estadísticamente es calificada como no pobre, puede volver a serlo con la crisis que afronta el país por el Covid-19.
“Esta es una realidad cotidiana como son los estibadores o ambulantes, pero no sabemos la situación que hay detrás. No podemos culpar a nadie de ello porque nunca ha sido foco de atención. Hay un universo que es alcanzable, no es fantasma. Las municipalidades tienen un rol a la mano. De igual forma, las federaciones de comerciantes”, finaliza Carmen Roca,de WIEGO.