Si los primeros contactos son un indicador, las negociaciones salariales en la mayor mina de cobre de Antofagasta Plc serán difíciles, lo que dará a los operadores del metal mucho para reflexionar en un mercado ajustado.
La empresa con sede en Santiago logró evitar huelgas en otras dos minas chilenas a fines del año pasado con acuerdos salariales de último minuto que incluyeron la entrega de bonos de más de US$ 20,000 por trabajador. Las apuestas son mayores en Los Pelambres, que es el mejor activo de la compañía propiedad de la familia más rica de Chile.
La gerencia y los representantes sindicales se preparan para comenzar a negociar después de que cada una de las partes presentara su propuesta inicial. La oferta de la compañía no impresionó a los líderes sindicales, quienes dijeron que la respuesta no se condice con el hecho de que se trata de la mina más rentable y con los menores costos de producción del grupo.
“La empresa en su respuesta de carácter formal solo se ha limitado a respetar el piso mínimo, sin considerar ninguno de los puntos planteados por el sindicato en su proyecto”, escribieron en una carta a los más de 400 miembros.
Las conversaciones en Los Pelambres son las últimas en una serie de negociaciones colectivas en las minas chilenas, que representan una cuarta parte del cobre extraído en el mundo.
Chile ha logrado, hasta ahora, mantener la producción durante la pandemia gracias a medidas como reducciones del personal en terreno y modificaciones en las rotaciones y los turnos. Eso ha ayudado a mantener abastecidas a las refinerías chinas en un momento de alta demanda y precios que han llegado a sus niveles más altos en varios años.
Pero los altos precios, las utilidades y el sacrificio de trabajar durante la pandemia han dado argumentos a los sindicatos a la hora de negociar.
En su último informe trimestral, Antofagasta se jactó de que Los Pelambres había tenido un sólido año en que la producción había alcanzado el extremo superior de sus proyecciones y los costos habían superado las estimaciones.
Esas palabras con seguridad serán utilizadas por los líderes sindicales para justificar aumentos descomunales en los salarios o las bonificaciones.