Que la economía está íntimamente unida al tiempo es una afirmación difícil de rebatir. Lo está si entendemos el tiempo en su extensión, puesto que “ningún economista puede negar la dimensión temporal de los hechos económicos […] De ahí que los economistas hayan tomado decisiones en torno a qué hacer con esa variable tiempo, molesta para unos y absolutamente básica para otros”, expone el periodista, escritor y economista Juan R. Cuadrado Roura, autor del libro “Política Económica”.
Y, más actualmente, lo está entendiendo el tiempo en su rentabilidad, no sólo referido a las empresas en un marco macroeconómico, también a las personas en su entorno cotidiano. Muchos nos preguntamos cómo podemos invertir mejor nuestro tiempo para ganar tiempo de calidad, e invertir supone tomar decisiones que comportan un pensamiento estratégico.
De ahí que cada vez más investigadores y emprendedores estén “analizando formas innovadoras para valorar el tiempo, obteniendo nuevas herramientas e ideas para ayudar a la gente a tomar decisiones mejor pensadas”, exponía Sue Shellenbarger en su exitosa columna “Work & Family” de The Wall Street Journal.
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