Bárbara BruceDirectora de la SNMPE

La COP 21 fue clara en decir que se tenía que ir migrando del uso de combustible fósiles dañinos, tipo el petróleo y sus derivados, hacia combustibles más amigables, tipo el gas natural o las energías renovables.

El país todavía tiene un espacio para seguir usando recursos naturales como el petróleo, además hay una refinería (Talara, de Petroperú), que se está modernizando en el norte, pero la conciencia es a ir usando más energías renovables o el gas natural que minimiza las emisiones a la atmósfera.

Estamos en un proceso, el Perú es un ejemplo en el uso de sus hidrocarburos. El cambio climático es una amenaza para un sector y una oportunidad para otro, pero ambos sectores (combustibles amigables y no amigables) deben mejorar. En el caso del petróleo se buscarán refinerías y métodos que minimicen la emisión dañina, y en el gas, la idea es hacerlo asequible a más usuarios.

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Enrique ToledoDirector de Reforesta Perú

En el caso del sector forestal, el cambio climático es una oportunidad porque cada hectárea (ha) que tiene 1,000 árboles captura el equivalente a 500 toneladas de dióxido de carbono, en un flujo proyectado a 20 años. Cuando uno trabaja en el mercado de bonos de carbono (que no son vinculantes en la COP 21 ni la 22), uno ve tres cosas: que se ha creado el fondo verde del clima, que nace desde la COP 21, y que son US$ 100,000 millones para los países en desarrollo y desarrollados para mitigar los efectos del cambio climático.

Lo que falta ahora son proyectos, falta que el Perú estructure un programa y un conjunto de proyectos para usar bien esos recursos, que en el caso del sector forestal contribuyen a mitigar los efectos del cambio climático.

Si el Perú captura 500 toneladas de dióxido de carbono por dos millones de ha, son 1,000 millones de ha de dióxido de carbono que Perú puede vender a o parte del fondo verde del clima, y acceder a financiamiento de US$ 5,000 millones, que servirían para reducir la tasa de interés de las plantaciones forestales.

Conversamos con el Minam para que forme parte de una propuesta estratégica para que en lugar que el Perú presente pequeños proyectos de US$ 3 o 4 millones, presente un programa a 20 años por US$ 5,000 millones. Eso se puede lograr con negociación del Gobierno y apoyo de entidades multilaterales. Ya hay interés de la CAF, el BID y el Banco Mundial para apoyar al Perú.

Fernando KoechlinGerente general de Apropisco

En el caso del sector pesca, un importante porcentaje de empresas se basa en la captura y procesamiento de una sola especie como es la anchoveta. Para ellos el cambio climático es una amenaza, porque las aguas calientes hacen que la anchoveta migre.

Pero para una facción restante, como las empresas de consumo humano directo, este cambio climático podría generar oportunidades que deben saber aprovechar. No hablamos de anchoveta, sino de otras especies, que beneficiarían a las conserveras. El cambio climático para unos es una amenaza, para otros es una oportunidad.

Los que se sienten amenazados tendrán que tomar acciones para reconvertir sus negocios y aprovechar esa oportunidad.

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Fabiola Morales (PAD)

La falta de comunicación para conseguir la confianza es tarea pendiente que las empresas minero-energéticas, forestales y pesqueras, coinciden en señalar, como responsable de los obstáculos para avanzar en proyectos para el desarrollo.

Se han dado cuenta de que sus operaciones, por muy técnicas que sean, deben ser explicadas y difundidas; lo mismo los beneficios económicos y sociales que derivan de la inversión industrial moderna y limpia que gestiona los impactos ambientales y sociales de sus actividades. Sin embargo, es una tarea difícil para la empresa privada, por lo cual sería positivo trabajar en alianza con otras firmas del sector, con el Estado, la academia e instituciones organizadas de la sociedad. Hay problemas de comunicación y entendimiento con las comunidades que los sectores productivos comparten plenamente.

Por tanto, el trabajo en alianzas entre empresas del sector es lo más recomendable. Al Estado le corresponde un rol promotor y no solo un papel fiscalizador de las actividades productivas que dan trabajo directo o indirecto a muchas familias.

Pero, muchas veces, está ausente cuando se suscitan los problemas ambientales y sociales. Su actitud es más legalista que de prevención de conflictos. Siempre escaso de recursos, tiene que trabajar en alianza con el sector privado responsable para ser eficiente.

La academia que, fundamentalmente, se dedica al estudio y la investigación, muy bien puede hacer de árbitro entre los distintos actores, tanto para explicar y difundir los beneficios de la producción que se preocupa por una actividad limpia con inversión tecnológica actualizada, como tendiendo puentes de entendimiento entre todos.