La Comisión de Defensa del Consumidor, liderada por el congresista José Luna, incluyó el proyecto de ley que impone topes a las tasas de interés para su debate en el pleno del Congreso, pese a no contar con un dictamen previo de la Comisión de Economía ni con la opinión favorable del Ministerio de Economía y Finanzas o los entes reguladores.
Jorge Delgado, presidente de la Asociación de Instituciones de Microfinanzas del Perú (ASOMIF), argumenta que si se ponen topes a las tasas de interés, los clientes que supongan más riesgos —que son los de menores ingresos— no recibirán préstamos del sector formal y tendrán que acudir a los prestamistas informales, quienes cobran tasas exponencialmente más altas.
Según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), la tasa de interés promedio del sector informal es de 792% anual. El promedio de tasas cobrada por la banca es, en tarjetas de crédito, de 33.02%, la más alta de todas las tasas de interés.
“Poner topes a las tasas de interés no es proteger a los que menos tienen, es condenar a las personas y empresas con menos ingresos y menor capacidad de pago a los prestamistas informales que se aprovechan de la exclusión financiera. Los prestamistas informales son los únicos verdaderos beneficiados por los topes”, resalta.
Delgado asegura que si se impusiera, por ejemplo, un límite de 1.5 veces la tasa promedio del sistema financiero para créditos a microempresas, siete entidades podrían salir del negocio y 768,000 clientes tendrían dificultades para acceder a créditos del sector formal.
Si se hiciera lo mismo en créditos de consumo, 1.8 millones de clientes tendrían dificultades para acceder a crédito formal y seis entidades quedarían en riesgo de dejar de operar. Por el lado de créditos a la pequeña empresa, de aplicarse el mismo tope la estimación de Asbanc es que 18 entidades podrían dejar de subsistir. “Eso es desinclusión financiera directa”, enfatiza Delgado.
En Chile se pusieron límites a las tasas de interés en el 2013 y tres años después el número de pequeños deudores de la banca cayó en 32%, según la Asociación de Bancos de Chile.
La solución
Delgado argumenta que las tasas de interés dependen de los riesgos y que estas deben ser suficientes para cubrirlos.
“Por eso no tiene sentido comparar cuánto paga una institución a sus ahorristas con cuánto cobra a sus prestamistas. Lo que se cobra a los prestamistas depende del perfil de riesgo de estos y, en un país donde el 99% de las empresas son mypes, la mayoría informales, este riesgo suele ser alto. Por ello tampoco tiene mayor lógica comparar las tasas peruanas con las de economías con más empresas grandes y formales. Lo que tenemos que hacer es simplemente dejar que las tasas sigan siendo competitivas”, indica.
En los últimos veinte años el número de personas que ha accedido a créditos en el sistema financiero se ha multiplicado por cinco. Desde la primera publicación del Microscopio Global realizado por The Economist Intelligence Unit en 2007, donde se analiza la situación de 55 diferentes países respecto a políticas implementadas para incrementar la inclusión financiera, el Perú se ha ubicado entre el primer y segundo lugar hasta su última publicación en 2019.
Delgado insiste en que la Comisión de Economía del Congreso debe pronunciarse respecto al tope de tasas de interés y que el pleno escuche a los expertos en el tema. También propone que el Congreso busque formas para que los pequeños empresarios puedan mejorar su competitividad y minimizar riesgos.