Los responsables de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), reunidos el mes pasado, consideraron que existe el riesgo de que la inflación se sitúe por encima del objetivo y argumentaron que la entidad debería estar igualmente abierta a endurecer o flexibilizar su estrategia, mostraron el jueves las actas de su reunión del 16 de diciembre.
El BCE recortó la cantidad de estímulo que está inyectando en la economía de la zona del euro en la reunión, pero prorrogó la compra de bonos hasta al menos finales del 2022, argumentando que es probable que la inflación vuelva a caer por debajo de su objetivo de 2% a finales de año.
Sin embargo, la decisión no fue unánime, y el documento reveló profundas divisiones sobre las perspectivas, ya que varios funcionarios argumentaron que la inflación corría el riesgo de sobrepasar las expectativas.
“Se planteó la advertencia de que no podía descartarse un escenario de inflación ‘más alta durante más tiempo’”, dijo el BCE. “Para el 2023 y 2024, la inflación en la proyección de referencia ya estaba relativamente cerca de 2% y, teniendo en cuenta el riesgo al alza de la proyección, podría resultar fácilmente por encima de 2%”.
Cinco de los 25 miembros del Consejo de Gobierno se opusieron a las decisiones de política monetaria de diciembre, un grupo inusualmente grande de disidentes para un órgano que normalmente se esfuerza por lograr el consenso y no siempre realiza votaciones formales, dijeron antes a Reuters fuentes consultadas.
“Se hizo hincapié en que el Consejo de Gobierno debería subrayar su voluntad de ajustar todos sus instrumentos según convenga, en cualquier dirección, con el fin de estabilizar la inflación en 2% a medio plazo”, añadió el BCE.
Las diferencias parecen girar en torno a la durabilidad del actual brote de inflación, según las actas. La opinión mayoritaria en el banco es que la inflación —que actualmente se sitúa en un nivel récord de 5%, más del doble del objetivo del BCE— se reducirá por sí sola sin necesidad de medidas políticas.
No obstante, un número creciente de responsables del BCE temen que, aunque el aumento sea temporal, dure lo suficiente como para estimular una aceleración del crecimiento salarial y elevar la inflación de los precios al consumo por encima de la tendencia a largo plazo, y posiblemente por encima del objetivo del banco central.
Con la decisión de diciembre, el BCE seguirá comprando bonos al menos durante los nueve primeros meses del año, pero las compras se reducirán en cada trimestre. El banco también ha dicho que una subida de los tipos de interés este año es muy poco probable.