¿Se pueden hacer proyecciones en economía?
Con frecuencia se señala que los economistas somos malos haciendo proyecciones respecto de variables claves, como el tipo de cambio, la tasa de interés, etc. Parece que no acertamos una. Tanto es así que si usted revisa las proyecciones realizadas hace solo seis meses verá como fallaron. Y por ello muchos descalifican a la ciencia económica. Sin embargo, podríamos decir que la sismología también falla en sus proyecciones respecto de cuándo será el siguiente terremoto y no por eso deja de ser una ciencia. Veamos algunos puntos.
En primer lugar, la economía proyecta, no predice ni adivina. Esta diferencia es clave. La proyección se realiza asumiendo ciertos comportamientos esperados de otras variables. Es lo que los economistas llaman supuestos. Me explico. Supongamos que se desea proyectar el precio del dólar durante 2019. Para hacerlo el economista lo plantea así: si China sigue creciendo poco, la guerra comercial entre Estados Unidos y China se profundiza y nuestro banco central mantiene sus objetivos de política monetaria y cambiaria, entonces podría esperarse determinada tendencia en el tipo de cambio. Demás está decir que si alguna de las suposiciones se altera en el camino, pues la proyección del tipo de cambio será otra. Nótese que el economista primero seleccionó aquellas variables que considera claves para la proyección y luego la realiza.
En segundo lugar, nadie conoce el futuro y por lo tanto no es posible saber con 100% de certeza qué es lo que va a ocurrir. Y eso es válido para cualquier ciencia. Entonces ¿qué hacemos? Pues ser conscientes que por muchas matemáticas y métodos de proyección que usemos no podemos ver el futuro. Ello no quita que las proyecciones sean útiles y esa es la clave. El problema no está en las proyecciones, sino en la forma como las usamos. Ellas deben tomarse como una referencia de ciertas tendencias, que en caso se mantengan ciertos escenarios de las que dependen, entonces aumenta la probabilidad de que efectivamente se cumplan.
Por esa razón, si usted junta a un grupo de economistas y les pregunta qué pasará con el precio del dólar, recibirá tantas respuestas como personas preguntadas. Y es que cada uno plantea suposiciones diferentes respecto de China, Estados Unidos, la situación política interna, etc.
De aquí no se sigue que las proyecciones no sirvan. Después de todo, todas las instituciones hacen planes estratégicos pensando en el futuro. Y los tienen que hacer porque deben tomar decisiones. Lo mejor es no aferrarse a una proyección determinada, sino referirse a rangos. Por ejemplo, en lugar de decir que el precio del dólar estará en 3.50 soles a finales de 2019, referirse a un rango y señalar algo así: “si la situación económica internacional se mantiene como se encuentra hoy, entonces es más probable que el dólar fluctúe entre tanto y tanto”. También podría plantearse el asunto del siguiente modo: “desde mi punto de vista la guerra comercial entre Estados Unidos y China va a empeorar; ante eso China comprará menos metales a Perú y por ende entrarán menos dólares; el resultado será un tipo de cambio más alto”. Por eso cuánto más conozca quien proyecta de otros aspectos que están fuera de la economía, entonces mejor será la proyección.
A veces olvidamos que la economía es una ciencia social y los enfoques multidisciplinarios tienden a brindar mejores resultados. La economía no tiene un laboratorio para experimentar, por lo que en muchos casos, estudiar la historia se convierte en la mejor alternativa.