¿Recalentamiento de la economía mundial?
Existen dos posturas respecto de lo que ocurre con la economía mundial; la primera señala que estamos ante una recuperación, propia del comportamiento cíclico de la misma. Una prueba de ello es el aumento de los precios de los metales y expectativas de crecimiento. Esta semana el Banco Mundial presentó su reporte semestral, Global Economic Prospects 2018; el crecimiento mundial pasó de 2.8% en 2015 a 2.4% en 2016 y 3.0% en 2017. Se proyecta 3.1% para este año. El mencionado reporte la denomina “recuperación cíclica”.
La segunda postura no es optimista; sostiene que tras la crisis financiera mundial del 2008, el mundo quedó inundado de liquidez, que gradualmente ha tenido objetivos especulativos. Los inversionistas han comprado acciones, monedas digitales y metales esperando mayores aumentos, a manera de “comprar hoy a 100 y vender mañana a 120”. El aumento, tanto de los precios de los metales, como de los niveles a los que llegó la bitcoin y los índices de la Bolsa de Valores de Nueva York, entre otros, han sido tan rápidos, que parece solo quedar que caigan. Y en eso la historia financiera mundial es aleccionadora. En términos simples, “todo lo que sube rápido, baja rápido”. La pregunta clave aquí es si el colapso de estas posibles burbujas, sobre las que cada vez caben menos dudas, arrastrará al mundo a un nuevo freno. El reporte del Banco Mundial no hace referencia a esta posibilidad, aunque sí advierte riesgos hacia el 2019.
En economía somos malos en proyecciones, pues nadie puede leer el futuro. Sin embargo y en mi opinión, sí podemos ver tendencias. En primer lugar, no tengo dudas que hay burbujas especulativas, propias de una situación de abundancia de liquidez. En segundo lugar, no creo que se manifiesten en una crisis financiera de la magnitud de aquella del 2008. La razón es que no es, mayoritariamente, financiada con deuda. Y para que el colapso de una burbuja genere una crisis financiera la clave, aparte de la especulación, es el involucramiento de los bancos, es decir, que los inversionistas se endeuden para comprar el activo, sujeto de la burbuja.
En tercer lugar, esto no significa que no habrá perdedores. Los que apostaron por los activos mencionados o venden ahora o pierden. Ya se sabe que quienes esperan al último momento para vender, por lo general lo pierden todo. En cuarto lugar, ¿esto afectaría a la economía mundial? Me parece que sí, pues implicará correctivos en los campos monetarios y financieros, como una mayor regulación y una aceleración del proceso de normalización monetaria, cuya manifestación será menor liquidez y una mayor tasa de interés.
En quinto lugar, la economía peruana puede verse afectada por un crecimiento (si es que se da), más lento del precio de los metales, que es justamente lo que ha permitido la mejora de las exportaciones y por ende el crecimiento lento, pero crecimiento al fin y al cabo, desde el 2015. Por lo que no se trataría de una recuperación cíclica asociada al “fin de la crisis financiera”, pues desde mi punto de vista aún no ha terminado.