¿Cómo financiar los aumentos de sueldos a maestros?
En muchos sentidos, el manejo económico del gobierno de un país es como el de una familia. Tiene ingresos y gastos. En el caso de una familia, existen diferentes fuentes de ingresos, como por ejemplo, sueldos y/o salarios y negocios propios, entre otros, que obtienen sus miembros. Por el lado del gobierno, la principal fuente de ingresos son los impuestos que recauda. Ambos tienen gastos distintos, algunos que se tienen que hacer de todas maneras; por ejemplo, el pago de sueldos a empleados públicos en el caso del gobierno y el pago de los colegios y la energía eléctrica para las familias.
El objetivo de los dos es, de alguna manera, que los ingresos sirvan para financiar los gastos. Comencemos por una familia. Si por alguna razón, durante un mes, tiene que gastar por encima de sus ingresos, o usa ahorros anteriores (en caso los tenga), se endeuda o baja gastos prescindibles para usarlos en lo urgente. De aquí surgen dos consideraciones: la primera es que la deuda debe servir solo para gastos urgentes que se requiere una sola vez, pero no, por ejemplo, para salir a comer todas las noches como una nueva forma de vida; la segunda es que si se toma deuda, hay que pagarla en el futuro, por lo que u obtengo más ingresos o reasigno gastos dentro del “presupuesto familiar”.
¿Y en el caso del gobierno? Pues es exactamente igual. Gastar por encima de los ingresos significa endeudarse o usar ahorros previos; pero ninguna de las dos sirven e manera indefinida. Los ahorros se terminan y la posibilidad de tomar deuda tiene límites.
¿Dónde nos deja esta discusión? El gobierno tiene un déficit fiscal, esto es, viene gastando por encima de sus ingresos hace varios años. Esto puede ocurrir porque se gasta mucho o porque los ingresos tributarios vienen cayendo. Si miramos datos, es cierto que los gastos han aumentado, pero la razón principal es la caída de los ingresos tributarios. ¿Y por qué se han reducido los ingresos tributarios? Porque la economía se encuentra en un proceso de desaceleración y porque la inmensa informalidad que tenemos, hace que pocos paguemos impuestos. Crecer menos implica recaudar menos.
Ahora, los aumentos de sueldos a los maestros son permanentes y no un gasto de una sola vez. Como consecuencia, solo queda apostarle al crecimiento y al aumento de la recaudación tributaria. Caso contrario podemos entrar en una peligrosa espiral de deuda a menos que se reasigne el presupuesto, lo que significa “desvestir un santo para vestir a otro”.
El gobierno se enfrenta a una decisión de política económica, pues al igual que una familia, tiene que priorizar. Sin embargo, el tema de fondo y que por momentos parece que se deja de lado, es elevar la calidad de la educación pública. ¿Asegura el aumento de sueldos esa mejora? Dejo a usted, estimado lector, la respuesta.