Perú: Déficit fiscal y brecha externa
En medio de un carnaval de promesas electorales, se hace necesario poner paños fríos. La economía peruana enfrenta dos déficit, uno fiscal y otro externo, que actuarán como restricciones a “lo que el nuevo gobierno pueda hacer”. Veamos cada uno de ellos.
En primer lugar, las cifras de 2015 muestran un déficit fiscal equivalente a -2.1% del PBI. Esto significa que el gobierno gastó por encima de lo que le ingresó en 2015. Pensemos en una familia que gasta por encima de sus ingresos; por un tiempo podrá mantener la situación si es que tiene ahorros anteriores y decide usarlos y/o si se endeuda. En cualquiera de las dos opciones solo se está financiando “el hueco”, pero no se está solucionando el problema de fondo. Lo mismo está pasando con las finanzas públicas del gobierno peruano. Los gastos no financieros del gobierno general ascendieron a 21.3% del PBI, mientras que los ingresos corrientes apenas llegaron a 20% del PBI.
Dada esa realidad, ¿cómo es posible que se realicen una serie de promesas como nuevos ministerios? ¿De dónde saldrá el dinero? La respuesta será la siguiente: “tenemos un bajo nivel de deuda pública, que equivale a 23% del PBI, por lo que tenemos techo para endeudarnos”. Sin embargo, eso no solo no es sano, sino que si agregamos la deuda interna (como aquella con la ONP) nos aproximamos a 60% del PBI. Entonces, la primera tarea debe ser la restauración de la disciplina fiscal. Gastar mejor, sí; gastar más, no.
En segundo lugar, la brecha externa aparece cuando las importaciones superan a las exportaciones, en ambos casos de bienes y servicios más la renta de factores y las transferencias hacia el exterior. En 2015, cerró en 4.4% del PBI y en el primer trimestre de 2016 aumentó a 4.7%. ¿Cuál es el problema? Cuando una economía tiene brecha externa (también llamada déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos), la diferencia tiene que financiarla con ingreso de capitales, sea en la forma de inversión extranjera directa y/o deuda. Sin embargo, al igual que en el caso fiscal, un tema es cómo se financia y otro cómo se soluciona.
Cuando vemos las cifras con detalle, encontramos una enorme caída de las exportaciones e importaciones, aproximadamente, constantes. Y esto nos conecta con el entorno externo, que no es favorable para el crecimiento económico peruano. A la desaceleración china, hay que sumarle la incertidumbre en la eurozona y la eventual subida de tasas de interés de los Estados Unidos en junio.
No se vienen buenos tiempos para la economía peruana. No hicimos en los tiempos favorables (2003-2012) la tarea en cuanto a reformas que hoy nos podrían sostener los malos vientos del exterior.