Índice de Progreso Social
Hace pocos días apareció el Índice de Progreso Social (IPS) correspondiente al año 2015, con datos de 2014. El IPS es preparado por el Social Progress Imperative y liderado por Michael Porter. Entre los países de América Latina, Perú se ubica en la posición 55, debajo de Uruguay (24), Chile (26), Costa Rica (28), Argentina (38), Panamá (41), Brasil (42), Colombia (49), Ecuador (51) y México (54). Del total de 133 países, a nivel mundial, los primeros lugares los ocuparon, Noruega, Suecia, Suiza, Islandia, Nueva Zelanda, Canadá y Finlandia.
Porter define al IPS como “la capacidad de una sociedad de cubrir las necesidades humanas básicas de sus ciudadanos y capacidades”. Lo interesante es que a pesar que existe una relación directa, en promedio, entre PBI por habitante y progreso social, no se sigue que la correlación sea perfecta; por esa razón, “a cualquier nivel del PBI por habitante, hay oportunidades de un alto progreso social y riesgos de un bajo progreso social”; es decir, existen países que crecen mucho pero que no elevan el bienestar de sus habitantes, pues para un mismo PBI por habitante, existen países con alto y bajo progreso social.
El IPS tiene las siguientes características: mide directamente progreso social y no lo aproxima a partir de variables económicas, mide los resultados que le preocupan a las personas en la vida real y no los insumos; por ejemplo, no mide el esfuerzo realizado por un gobierno en materia de salud, sino los resultados reales que experimentan las personas; está dividido en tres grupos de indicadores: necesidades humanas básicas (puesto 79), fundamentos del bienestar (puesto 45) y oportunidades, dentro del cual en “seguridad personal” estamos en el lugar 112 de 133.
¿Y en qué variables está “mal” el Perú? Tasa de mortalidad materna, muertes por enfermedades infecciosas, acceso rural a fuentes de agua potable, acceso a saneamiento mejorado, acceso a energía eléctrica, tasa de homicidios, nivel de crímenes violentos, criminalidad percibida, paridad de género en educación secundaria, tasa de obesidad, matrimonio adolescente, discriminación y violencia hacia las minorías e inequidad en el logro educativo. En general, nos encontramos relativamente mal en el rubro “oportunidades”.
Desde luego que uno podrá decir “otro ranking más”; sin embargo el hecho de medir directamente resultados y no tanto el esfuerzo que hacen los gobiernos es interesante. Es común escuchar expresiones como las siguientes: “Hemos destinado tantos millones de soles a educación u otro sector”; pero, lo que nos importa es si esos recursos, que provienen de nuestros impuestos, han tenido o no un impacto sobre la calidad de vida. ¿Cuántas veces, estimado lector, ha escuchado decir que se asignan más policías para controlar la inseguridad o que se implementan planes para enfrentar la tasa de mortalidad infantil y los gobiernos se refieren a los recursos (dinero) usado? Una buena lección del IPS es centrarse en resultados y no en el esfuerzo realizado, pues de nada sirve esto último si no tiene impactos. Creo que ese sería el primer paso para tener una visión más clara de dónde estamos.