¿Hasta qué punto nuestro nombre condiciona nuestra existencia? A Miguel Grau Malachowski, abogado y socio del Estudio CMS Grau, la pregunta parece hecha a la medida de su vida.
El letrado proviene de dos familias cuyo ir y devenir se mezcla con la historia del país. Es bisnieto del héroe nacional, el almirante Miguel Grau Seminario, que murió en el Combate de Angamos en la guerra con Chile. Además, por el lado materno, es nieto del arquitecto Ryszard Jaxa Malachowski, que diseñó espacios tan significativos para la capital como el Palacio Arzobispal, el Club Nacional, el Edificio Rímac, entre otros.
“El apellido que llevo siempre fue una suerte de responsabilidad de cómo crecer y cómo comportarse”, afirma Grau con seriedad. Recuerda que desde pequeño, su madre le señalaba, una y otra vez, que tenía un apellido muy ilustre. Su padre, de otro lado, lo llevaba a las actuaciones y eventos en los que se homenajeaba al Caballero de los Mares.
Con todo el peso del pasado y de las raíces familiares desde muy niño hasta hoy, ¿quién decidió ser Miguel Grau Malachowski?
El refugio
Cada sábado, Miguel Grau Malachowski conduce su camioneta hasta el sur de Lima. Allí, en Mala, tiene un fundo desde hace alrededor de 15 años, lo que le permite escapar de toda actividad vinculada al trabajo. “No acepto ni un programa. Aquí estoy con mi gente, cocinamos algo y, si puedo, me meto al mar”, explica el abogado mientras prepara algo para almorzar.
Dice que aprendió a cocinar por curiosidad y necesidad. Cuando era adolescente lo enviaron a estudiar a Chaclacayo y más tarde, a los 14 años, lo mandaron a un internado en Canadá.
“Debo haber sido bien ‘mataperro’ para que mi mamá me mande a Canadá desde chico”, evoca con una media sonrisa. Estuvo tres años en el país del norte y venía una vez al año al Perú.
Los primeros meses sobrevivió con sopas de sobre, pero poco a poco se volvió más exigente con los sabores. Hoy la gastronomía está entre las tareas que más disfruta hacer en su tiempo libre. Se enorgullece de preparar un gran cebiche y mantiene una “competencia silenciosa” con su hijo para saber quién hace el mejor tacu tacu. Pero sea cual sea el plato que haga, remata la preparación con una receta especial de plátanos maleños soasados a cocción lenta. Es su sello personal en cada reunión.
Una afición heredada
Sentado en la mesa de su casa, Grau Malachowski repasa las páginas de un libro. Se trata de un resumen de los siete álbumes o autobiografía dibujada que dejó su abuelo, Ryszard Jaxa Malachowski.
Allí están, en detallados dibujos, las primeras impresiones que causó Lima en él cuando llegó en 1911 o los diseños de las edificaciones que luego harían de Lima una ciudad moderna.
El arquitecto nacido en Prochorowa, Odessa, llegó con un contrato de trabajo de dos años, pero terminó quedándose toda la vida en el Perú. Y toda esa vida, plena de diseños, dibujos y acuarelas, está cuidadosamente registrada en los libros que hoy su nieto atesora y muestra orgulloso.
En algún momento, luego de vivir tres años en Canadá, un joven Grau Malachowski volvió a Lima y quiso seguir los pasos del abuelo. “Quise ser arquitecto”, revela. “Practiqué con mi abuelo, pero me di cuenta que no podía dejar de lado la posibilidad que me daba mi padre, que tenía un estudio de abogados ya formado”, cuenta entre las razones que lo motivaron a elegir la abogacía sobre la arquitectura.
A pesar de eso, Grau Malachowski no perdió el gusto por la arquitectura. Es una afición que lleva en la sangre. “Diseñé mi casa de arriba abajo con ayuda de mi hija, que sí es arquitecta. Todo lo que ves lo he diseñado yo”, expresa al señalar los diversos espacios y algunos objetos de su hogar.
“Diseñé mi casa de playa, otra que tengo en el valle de Urubamba, mesas, sillas, una parrilla para hacer comida campestre”, enumera. “Cada vez que tengo una idea, la pongo en blanco y negro”, añade.
Lugar del héroe
Así como él, el hijo y nieto de Miguel Grau Malachowski también llevan el nombre del héroe nacional. De esa forma, la responsabilidad de llevar el apellido se traslada de generación en generación.
“Grau es el peruano del milenio, el Caballero de los Mares, el hombre que representa muchos valores”, enumera el letrado. “¿De qué otra forma podía haberme portado que no sea respetando mi apellido?”, señala el abogado, que hace poco fue elegido para liderar la Fundación Grau (ver nota vinculada).
En el 2016, fue a Talcahuano, Chile, a visitar el monitor Huáscar. “Tuve sentimientos encontrados porque nunca quise ir. Solo fui con una condición: que me acompañaran mi hijo y mi nieto”, indica. Recuerda que el recibimiento fue muy emotivo. Antes de irse, dejó una réplica de una estampa de Santa Rosa de Lima que estaba en el camarote del almirante cuando murió.
Pero no es el único recuerdo que tienen en la familia del héroe piurano. Cuando cumplió cuarenta años, su padre le obsequió un reloj de tapa dorada que perteneció al Almirante Grau. La reliquia tiene grabada el monograma del marino, MG, y pasó a manos de su hijo, llamado también Miguel Grau, cuando también cumplió cuatro décadas.
“Pude haber sido un artista, un hippy, pero siempre tuve en la mente que si alguien tenía que dar el ejemplo, me tocó a mí”.
Somos Grau, seámoslo siempre
Desde hace dos meses, Miguel Grau Malachowski es el presidente de la Fundación Grau de la Marina de Guerra del Perú.
Se trata de un proyecto que busca, entre otros objetivos, inculcar en las personas, sobre todo en los niños y maestros, los valores que representa la figura del héroe nacional, Miguel Grau Seminario.
Una de las campañas que se han iniciado es la llamada “Carta a Grau”. “Son cartas de alumnos del colegio en las que se dirigen al almirante en una relación directa. Es muy interesante ver qué le dicen y qué significa para ellos”, explica Grau Malachowski.
Y si como bisnieto tuviera que dirigirse al almirante, ¿qué le diría?, le consultamos al abogado.
“Una carta hay que redactarla con sentimientos vivos. Le pediría consejo para ser como él, que nos guíe como ciudadanos en la vida pública, privada, política y militar”, responde.
En corto
Estudio. CMS Grau, el estudio donde Grau Malachowski es socio, inició hace un tiempo un proceso de innovación y búsqueda que se materializó mediante la alianza con CMS.
Tienen presencia en 43 países y son en total más de 4,800 abogados que se desempeñan en más de 20 áreas de práctica del derecho.
Asimismo, están ubicados en los principales rankings internacionales del desarrollo de la abogacía.